miércoles, 5 de diciembre de 2018

"Cuerpos agitados" - Diciembre 2018

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n   R í o   G a l l e g o s


"Cuerpos agitados"

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, diciembre de 2018)

Autor: 
Lic. Cintya González (Co-responsable de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y 
Miembro de la A.B.A.P.) – Lic. Natalia Pelizzetti (Miembro del IOM2 y Presidente de la ABAP)

Las personas, en estos tiempos, llegan a los consultorios afectados por todo tipo de malestares, sin asociación  alguna entre lo padecido y lo acontecido.
Nos interrogamos por la agitación del cuerpo en consonancia con las exigencias de la época, vemos la aceleración en el transcurrir cotidiano, el empuje al éxito y al consumo de productos, el exceso de trabajo, la irritabilidad, intolerancia e individualismo que trae aparejado consecuencias en las relaciones sociales, en la convivencia con el otro. ¿A qué nos referimos con agitación? A estados de nerviosismo, exaltación, hiperactividad, tensión, sensación de inquietud.
De las sensaciones de nuestro cuerpo cada uno hace una interpretación a través de palabras y eso permite poder darle un sentido a lo que uno siente, y así hay un registro de las propias vivencias.
La palabra en su dimensión simbólica, en nuestra época está en decadencia, el sentido que le damos a lo que nos pasa es cada vez más escaso, hay menos lugar a la búsqueda de un sentido, de interrogarnos. Esto tiene consecuencias en las manifestaciones psicopatológicas, el aumento de los ataques de pánico, la hiperactividad. Hay menor registro de las señales corporales, no hay lugar al malestar, y vemos el incremento de personas que sufren desde contracturas, hasta  ACV, infartos, hemorragias digestivas, fibromialgias, otras.
Como uno de los ejemplos en el ámbito “psi” de manifestación de malestar actual se encuentra el ya muy conocido “ataque de pánico” cuya evidencia es la ausencia máxima de sentido: de pronto algo surge que desespera al sujeto, llevándolo hasta la máxima sensación de vértigo, pero cuando se intenta precisar que fue lo que pasó, allí no ocurrió nada, o lo que ocurrió no tienen ningún sentido, no hay sentido que pueda evitar o explicar lo que allí ha sucedido. No hay palabra que nombre, que apacigüe, lo que acontece.
Para aportar otro ejemplo de lo expuesto citamos una alusión que se repite entre las personas adictas o  que establecen una relación problemática con alguna sustancia, especialmente al alcohol: “el cuerpo me pide”. ¿Cómo es que el cuerpo puede pedir algo, en este caso alcohol?, ¿ante que situaciones ocurre esto?
El hábito toxicómano, el de consumir,  está dirigido al cuerpo directamente, a generar efectos en el organismo. “cuando discuto con mi familia, me siento mal y me dan ganas de tomar” dice un paciente en recuperación, parece que ante episodios de frustración y conflicto surge el impulso de tomar, anestesiando el cuerpo a través del uso del alcohol,  no habiendo nada del orden del pensamiento que intervenga a fin de limitar o evitar tal impulso.
  Se puede observar  un funcionamiento donde el cuerpo está separado de la psiquis y no puede ser mediatizado por la palabra de modo tal que ese cuerpo no es apropiado sintiéndolo como ajeno, como si la cabeza fuera para un lado y el cuerpo para otro sin conexión alguna. Esto permite desimplicarse, o sea no responsabilizarse de los efectos de sus actos ni sus dichos obturando la posibilidad de preguntarse por el deseo y de asumir el peso de las decisiones.
Vemos que la idea de unidad del cuerpo a quedado atrás y lo que está en marcha es más una ajenidad del cuerpo, y a la par, la búsqueda de un alivio inmediato, instantáneo, fuera del sujeto, en las drogas, el alcohol, medicación, etc…. ¿cómo obtener un dominio de nuestro cuerpo?. Para ello, primero hay que apropiárselo. De ahí que uno podría detenerse y tener un límite, ya que sabemos que toda acción humana está comandada por una satisfacción. En este sentido todo puede convertirse en adictivo.
Para pensar al respecto del uso de alcohol  vemos que hay un placer en juego y es difícil definir  el límite  e interrogarnos ¿hasta dónde el daño que alguien se hace, bebiendo en exceso,  afecta a los demás, y afecta al orden público?
Si el cuerpo es entendido como totalmente privado cada uno podría decidir qué hacer…si lo entendemos como público, el tema es más difícil de conciliar porque da lugar a la intervención de instituciones sanitarias, judiciales, etc.,  cuyos actores intervinientes comienzan a tomar decisiones sobre la vida de un sujeto.
De acuerdo con los desarrollos del psicoanálisis cabe aclarar que el cuerpo  es una noción que cada uno construye y es  la sede de la satisfacción. Puede pensarse al cuerpo como una caja de resonancia como  efecto del lenguaje, registrando por un lado cómo nos llegan algunos dichos, como las palabras nos tocan y  también reconociendo como se obtiene satisfacción, pensemos como con los piropos.
La idea de cuerpo como caja de resonancia fundamenta la existencia de espacios analíticos que generen la posibilidad de ligar el cuerpo con la mente y posibilitar cambios subjetivos en cada uno de nosotros.

Auspicia: Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Cruz
Asociación de la Biblioteca Austral de Psicoanálisis
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miércoles, 14 de noviembre de 2018

"La conversación, antídoto frente al malestar" - Noviembre 2018

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n   R í o   G a l l e g o s


"La conversación, antídoto frente al malestar"

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, el día 14 de noviembre de 2018)

Autor: Lic. Mariana Filippo. Analista miembro de la EOL y AMP. 
Miembro directivo del IOM2 Delegación Río Gallegos.


“Dar lugar a la pregunta por los padecimientos es un primer paso para la solución, porque denota un interés en saber sobre lo que está ocurriendo y la posibilidad de resolver en ese marco la situación planteada, en el mismo contexto en el que los protagonistas del problema se sienten comprometidos.”

Una amena y dinámica conversación se entabló en el seminario del Instituto Oscar Masotta en la clase titulada: “Institución, síntoma y angustia en el ámbito educativo“. Las docentes locales Sandra Guiguet, Araceli Navarro, y Mariana Filippo, tocaron algunas aristas de los abordajes posibles de las problemáticas que se presentan cotidianamente en las escuelas, en particular,  la secundaria. 

La institución, respuesta ante la angustia.
Recordemos, con Freud, que las instituciones (al igual que la cultura) surgieron en la historia como respuesta ante la angustia. Afecto al que las personas son proclives y si bien las instituciones se erigieron como una defensa frente a ella, no siempre logran regularla. Las escuelas no escapan a esta condición.
Desde que la educación devino obligatoria, la escuela se convirtió en uno de los principales escenarios donde los más variados sufrimientos se manifiestan. Llámese fracaso escolar, problemas de conducta, o de aprendizaje. A la vez que, por la importancia que adquiere la función educativa, es un escenario que puede permitirle al sujeto ser escuchado.

El valor estructurante de la pregunta
En el transcurso de la actividad se planteó la siguiente inquietud: ¿Hay algún beneficio en las instituciones que se interrogan, se detienen a reflexionar acerca de sus dificultades?
Encontramos que dar lugar a la pregunta por los padecimientos es un primer paso para la solución, porque denota un interés en saber sobre lo que está ocurriendo y la posibilidad de resolver en ese marco la situación planteada, en el mismo contexto en el que los protagonistas del problema se sienten comprometidos, implicados.

Complejidad del vínculo educativo

Por eso es importante distinguir los elementos que intervienen en el vínculo educativo y el papel que cumplen (Tizio, H):

  • ·    El agente, el docente, o el enseñante que encarna el saber y se espera de él que esté concernido en su tarea y en su transmisión;
  • ·      El sujeto de la educación, el aprendiente;
  • ·      La oferta educativa, es decir el patrimonio cultural del que el docente se hace agente, vivificándolo, volviéndolo convocante.
A la vez, hay un descompletamiento del docente, quien no sabe todo, ya sea con respecto a cuándo dará el alumno su consentimiento para apropiarse del tesoro cultural que le ofrece, muchas veces nos encontramos con alumnos que se toman más tiempo para hacer el clic ante la propuesta educativa. Tampoco el docente sabe todo del tesoro cultural que trasmite y por lo cual necesitará actualizarse en su oferta educativa, estar causado por ella.

De aquí que sea tan importante el papel de la pregunta pues es estructurante: A la vez que delimita el campo en el que se despliega un problema, indica que no se sabe todo. Y la interrogación -si tiene lugar en la institución – podrá ser tratada y resuelta. A veces, requiere de la participación de un tercero que posibilite la escucha, función que puede ser cumplida por los miembros del Departamento de Orientación de los colegios secundarios.

La conversación frente a los imposibles

La tarea de educar, al igual que gobernar y psicoanalizar, son denominadas por Freud como tareas imposibles, pues no se pueden totalizar o concretar completamente. Por ejemplo, no todos aprenderán de la misma manera, ni cumplirán satisfactoriamente con los objetivos esperados en la planificación del profesor. La salida que propone J A Miller es la conversación, orientada por las preguntas, que sería una suerte de asociación libre colectivizada, en la que las palabras circulan y no sabemos de entrada cómo culminará. Pero le da una nueva oportunidad a la elaboración de saber, vuelve recíproca la suposición de saber, es decir, que se lo atribuye a los pares y es la vía para reinventar la autoridad en las instituciones, desde adentro y no desde recetas listas para usar, hechas en otro lugar. Y de esa manera, se evitan al menos dos cosas:

  • ·       un bla bla bla del que nadie se hace responsable y 
  • ·       cronificar la queja y la impotencia, asumiendo la parte que le toca a cada cual.  
A decir verdad, intentando elucidar los resortes del malestar en las instituciones y sus posibles tratamientos, la clase se convirtió en una gran conversación!  




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miércoles, 24 de octubre de 2018

"Prefiero la existencia a la extincion"(Sigmund Frued) - Octubre 2018

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n   R í o   G a l l e g o s


"Prefiero la existencia a la extincion"
(Sigmund Frued)


(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, 24 de octubre de 2018)

Autor: Lic. Natalia Pelizzetti,( Miembro del IOM2 y Presidente de la ABAP)  
Lic. Cintya González.(Co-responsable del IOM2 – miembro de la ABAP).


 Publicamos a continuación fragmentos de una preciosa entrevista, concedida al periodista George Sylvester Viereck en 1926 en la casa de Sigmund Freud en los Alpes suizos, titulada: "El valor de la vida".

S. Freud: “Setenta años me enseñaron a aceptar la vida con serena humildad”.
Quien habla es el profesor Sigmund Freud, el gran explorador del alma. Los pocos años transcurridos entre mi última visita y la actual, multiplicaron las arrugas de su frente. Intensificaron la palidez de sabio. Su rostro estaba tenso, como si sintiese dolor. Su mente estaba alerta, su espíritu firme, su cortesía impecable como siempre, pero un ligero impedimento en su habla me perturbó. Parece que un tumor maligno en el maxilar superior tuvo que ser operado. Desde entonces Freud usa una prótesis, lo cual es una constante irritación para él.
S. Freud: “Detesto mi maxilar mecánico, porque la lucha con este aparato me consume mucha energía preciosa. Pero prefiero esto a no tener ningún maxilar. Aún así prefiero la existencia a la extinción. Tal vez los dioses sean gentiles con nosotros, tornándonos la vida más desagradable a medida que envejecemos. Por fin, la muerte nos parece menos intolerable que los fardos que cargamos”. S. Freud se rehúsa a admitir que el destino le reserva algo especial.
S. Freud: “¿Por qué (dice calmamente) debería yo esperar un tratamiento especial? La vejez, con sus arrugas, llega para todos. Yo no me rebelo contra el orden universal. Finalmente, después de setenta años, tuve lo bastante para comer. Aprecié muchas cosas -en compañía de mi mujer, mis hijos- el calor del sol. Observé las plantas que crecen en primavera. De vez en cuando tuve una mano amiga para apretar. En otra ocasión encontré un ser humano que casi me comprendió. ¿Qué más puedo querer?”
G S Viereck: Usted tiene una fama. Su obra prima influye en la literatura de cada país. Los hombres miran la vida y a sí mismos con otros ojos, por causa suya.
S. Freud: …”La fama llega cuando morimos y, francamente, lo que ven después no me interesa. No aspiro a la gloria póstuma. Mi virtud no es la modestia”.
George S Viereck: ¿No significa nada el hecho de que su nombre va a perdurar?
S. Freud: “Absolutamente nada, es lo mismo que perdure o que nada sea cierto. Estoy más bien preocupado por el destino de mis hijos. Espero que sus vidas no sean difíciles. No puedo ayudarlos mucho. La guerra prácticamente liquidó mis posesiones, lo que había adquirido durante mi vida. Pero me puedo dar por satisfecho. El trabajo es mi fortuna.” (Estábamos subiendo y descendiendo una pequeña elevación de tierra en el jardín de su casa. Freud acarició tiernamente un arbusto que florecía). “Estoy mucho más interesado en este capullo que de lo que me pueda acontecer después de estar muerto”.
G S Viereck: ¿Entonces usted es, al final, un profundo pesimista?
S. Freud: …”El impulso de vida o el impulso de muerte habitan lado a lado dentro nuestro. La muerte es la compañera del Amor. Ellos juntos rigen el mundo. Esto es lo que dice mi libro "Más allá del principio del placer". En el comienzo del psicoanálisis se suponía que el Amor tenía toda la importancia. Ahora sabemos que la Muerte es igualmente importante. Biológicamente, todo ser vivo, no importa cuán intensamente la vida arda dentro de él, ansía el Nirvana, la cesación de la "fiebre llamada vivir"… el objetivo último de la vida es la propia extinción”.
G.S. Viereck: A veces imagino si no seríamos más felices si supiésemos menos de los procesos que dan forma a nuestros pensamientos y emociones. El psicoanálisis le roba a la vida su último encanto, al relacionar cada sentimiento a su original grupo de complejos. No nos volvemos más alegres descubriendo que todos abrigamos al criminal o al animal.
Antes que usted inventase el psicoanálisis, no sabíamos que nuestra personalidad es dominada por una hueste beligerante de complejos cuestionables. El psicoanálisis vuelve a la vida como un rompecabezas complicado.
S. Freud: “De ninguna manera. El análisis nos enseña apenas lo que podemos soportar, pero también lo que podemos evitar…El psicoanálisis vuelve a la vida más simple. Adquirimos una nueva síntesis después del análisis. El psicoanálisis reordena el enmarañado de impulsos dispersos, procura enrollarlos en torno a su carretel. O, modificando la metáfora, el psicoanálisis suministra el hilo que conduce a la persona fuera del laberinto de su propio inconsciente. El psicoanálisis por lo menos, jamás cierra la puerta a una nueva verdad”.
"No me haga parecer un pesimista -dice Freud, al finalizar la entrevista, después de un apretón de manos. Yo no tengo desprecio por el mundo. ¡No, yo no soy un pesimista, en tanto tenga a mis hijos, mi mujer y mis flores!. No soy infeliz, al menos no más infeliz que otros".

Bibliografía: Blog EOL conexiones. Publicación 7/5/18 - George Sylvester Viereck, periodista del "Journal of Psichology" año 1926 publicada en N.York en 1957. (*) Se publicó por primera vez en el volumen de "Psychoanalysis and the Fut", en New York en 1957 . Traducción al castellano, Miguel Angel Arce. Publicada en 2006 en http://www.revistavirtualia.com/articulos/610/entrevistas/el-valor-de-la-vida

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lunes, 22 de octubre de 2018

Boletín Finisterre N°36 - 2018

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Tenemos el agrado de anuncia la publicación del nuevo número del Boletín Finisterre, el cual comparte no sólo el nombre sino el esritu de este blog.
En él se encontrarán diversos artículos de divulgación psicoanalítica, cuyos autores son miembros de la Delegación e invitados afines a la causa psicoanalítica, que aportan a la excelencia de nuestros debates actuales.



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miércoles, 10 de octubre de 2018

"La escuela y el desafío de la inclusión educativa" - octubre 2018

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"La escuela y el desafío de la inclusión educativa"

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, el día 10 de octubre de 2018)

Autor: Psp. Sandra Guiguet; Lic. Araceli Navarro.
Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y de la A.B.A.P.

Desde la nueva ley de educación 26.206 que implementa la obligatoriedad de la escuela secundaria hay un llamado a la inclusión. Pero el mismo se presenta como un universal bajo el lema: educación para todos y que nadie quede afuera de las escuelas. En todo discurso se procura una homogeneización, todos iguales sin excepción. E inclusive, muchas veces, la ciencia redobla la apuesta ya que, en esta actualidad reinante, establece que todo lo que no entra en la categoría de lo universal, de la norma, es rechazado al punto a veces, de nombrarlo como un trastorno, para lo cual la industria farmacológica ofrece  su correspondiente medicación.
En su discurso, la escuela vehiculiza una demanda, siempre se espera algo del niño y el adolescente: que siga las consignas, que estudie, que respete las pautas de convivencia, etc. Pero es una demanda que necesita del consentimiento del alumno lo que llevará un tiempo, que el docente no podrá controlar, es decir, no sabrá a ciencia cierta cuándo éste dará su consentimiento.
Entonces, la escuela es un lugar que está regulado, allí no se puede hacer cualquier cosa, lo que pone en evidencia la importancia de la ley en el discurso social, en tanto regulación y orientación necesarias para el sujeto.
La educación es una oferta, que aspira a crear consentimiento que se da en la medida que existe la posibilidad de velar, de mostrar, de entretejer sus marcas en esa oferta y eso es lo que el docente deberá promover. Para que un sujeto aprenda, es necesario que el Otro este allí, con su interés motivado causado, si no es así por más que tenga el curriculum ideal es letra muerta. Si se pudiera hablar del deseo del educador es lo contrario a homogeneizar es la atención a lo particular de cada alumno, a los avatares de su hacer con la oferta educativa: como la toma, la recrea, la transforma, la rechaza… que lo aloje haciendo uso de la transferencia, que se le atribuya un saber ya que sin esto no hay vínculo educativo. El docente se sirve de la transferencia, la utiliza para hacer pasar su mensaje, para transmitir su enseñanza.
Las instituciones educativas funcionan en esta tensión entre, aquello que es el cimiento de la escuela, la regulación, la renuncia, la interdicción, y el “cada uno” de los alumnos, con sus diferentes respuestas. Por eso siempre es importante señalar, en este punto, “lo imposible” en juego en esta relación, algo siempre se escapa.
Por otro lado tenemos que el vínculo educativo al igual que todos los vínculos entre las personas, es algo que se crea porque no traemos al nacer un saber sobre como relacionarnos con los otros.
En esa vía, las instituciones son reguladoras de los lazos y en eso tiene un papel preponderante la institución educativa con sus ideales, normas y reglas, que se propone como un orden establecido universalmente. Frente a esto no podemos descuidar que el sujeto pone en juego su singularidad a través de una trama de identificaciones y desde un modo de satisfacción particular.
Este modo de estar en el mundo de cada quien, se pone en juego, en la manera de presentación de cada sujeto; en su modo de hacer lazo social con otros, y también en el modo que cada sujeto responde ante aquello que representa un orden establecido, por ejemplo la institución educativa.
¿Cómo pensar la singularidad, la permanencia de esos niños y jóvenes con un singular modo de estar en la vida, que no entran en el modo universal que se intenta imprimir desde institución escolar?
Nos encontramos con que las crisis de las instituciones hace que se desdibujen sus límites, respecto a ello Hebe Tizio (2003) expone: “lo interior y lo exterior se han vuelto indiscernibles, se ha perdido su especificidad. La pérdida de lo especifico de los discursos afecta a todas las instituciones, pero si en el caso de la educación, esta pierde su relación con el saber, con la cultura, lo que queda no es educación sino control social, segregación”
Si la institución escolar experimenta actualmente una crisis en su relación con el saber y no hay una oferta educativa, quedaría controlar ¿controlar qué? El modo de goce singular los estilos de vida ¿Segregar qué? El modo de estar en la vida que no entra en el modo universal supuesto. Y siguiendo en esta línea, podríamos entonces vislumbrar rápidamente cómo los síntomas son leídos como trastorno. ¿Trastornos que habrían de acallarse? El psicoanálisis más bien los invitaría a hablar.
Respecto a la singularidad, el modo singular de cada uno, aquello que hace a lo más propio, la diferencia, entonces, aparece como imposible de ser incluida y puede observarse bajo una lectura de ser aquello que no funciona, que no llega, que le falta para…, es decir, como aquello que no completa, que no logra el “para todos, lo mismo”. El psicoanálisis propone leer eso que no funciona, como un síntoma a abrir, a interrogar, a desplegarse en sus propios tiempos y significaciones.
Incluir la singularidad para que el sujeto pueda insertarse en la ley de grupo como, modo posible de humanizar el lazo.
Por ello la importancia de la tarea educadora, como la búsqueda y la apertura de lugares de conversación, con otros discursos que alojan niños y adolescentes; para producir un paso, algo nuevo en el saber, como un modo de tratar lo imposible, que produce un llamado, un empuje a conversar, a preguntar, a intercambiar con otros. Teniendo en cuenta que el resultado que se alcance nunca resultara completamente satisfactorio al decir de Freud en su enunciación de las tres profesiones imposibles: gobernar, educar y psicoanalizar.



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miércoles, 26 de septiembre de 2018

¿Hay Instinto Materno? - Septiembre 2018

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A 2
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"¿Hay instinto Materno?"

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, el día 26 de septiembre de 2018)

Autor: Lic. Natalia Pelizzetti 
Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y de la A.B.A.P.

En consonancia con  los actuales debates sociales el pasado viernes 14 de septiembre se llevó a cabo una conferencia abierta titulada: ¿hay instinto materno? Maternidades, feminismos y psicoanálisis. 
Dicha actividad fue organizada por la Asociación de la  Biblioteca Austral de Psicoanálisis y auspiciada por la delegación del Instituto Oscar Masotta 2, contando con la  presencia de la Lic. Raquel Vargas, psicoanalista invitada por el IOM2.(*)
Respecto a este tema nuestra invitada anunció que no hay instinto materno pero que es importante fundamentar porque se hizo tan prevalente la noción de instinto maternal en nuestra cultura, a diferencia de la de instinto paternal o fraterno. “Debemos reconocerle una verdad, decir que no hay instinto maternal no significa que no exista, es decir que no tenga una existencia en la cultura aún frente a los avances científicos y tecnológicos de la época.  Esto puede asociarse a que la noción de instinto condensa la función sexual en la reproducción, de lo que resulta inconcebible pensar que la vida no se repita”, planteándose entonces:¿Qué pasaría si las mujeres, deciden no tener más hijos, si la vida no se repite?.
Lo maternal siempre está adosado al concepto de amor, aunque haya muchas formas de amar y formas locas del amor.  Lo maternal unifica, convierte en hijos a todo el mundo, dándole una posición de cierta jerarquía.
Lacan lo planteó como una forma de profesión y como la típica vocación femenina. (Seminario 4).
Freud por su parte refirió en su Conferencia 33 que cuando una mujer tiene un hijo  ve una gran mutación en su ser, y marcó diferentes matices entre el deseo de ser madre y el de tener un hijo. Así también que el nacimiento de un hijo reanima la sexualidad infantil de la madre.
Antes de continuar es importante situar que el psicoanálisis, con Freud, no cree en la existencia del instinto tal como aparece en los animales. Pues, el ser humano es un ser hablante y por esa razón sus necesidades no se rigen por el instinto sino por el modo en que son decodificadas por el lenguaje materno.  A eso se lo denomina pulsión.
Por eso Irene Greiser (en psicoanálisis sin diván) plantea que: “ningún sujeto viene al mundo por instinto materno, el instinto no engendra sujetos, engendra engendros, animales pero no sujetos. El sujeto adviene como respuesta a aquello que viene del Otro”.
Se hace referencia a que la anatomía no es el destino, que el organismo no es el cuerpo.  Lacan en Seminario 21, dice que para apropiarse del cuerpo que portamos hace falta mucho trabajo: que no es de gimnasia ni de cosmética, sino que las palabras hagan cuerpo.
La noción de instinto maternal hace suponer que el amor y el deseo confluyen, que no hay divergencia entre ambos.
Por otra parte, citando a Freud en su Lección 33 respecto de “La feminidad” (1933) refiere que: “El enigma de la feminidad ha puesto cavilosos a los hombres de todos los tiempos…. Masculino y femenino es la primera diferencia que ustedes hacen cuando se encuentran con otro ser humano, y están habituados a establecerla con resuelta certidumbre… la ciencia ve el signo de una bisexualidad, como si el individuo no fuese hombre o mujer sino siempre ambas cosas, solo que alternativamente una más que otra. Concluiré que lo que hace la masculinidad o la feminidad es un carácter desconocido que la anatomía no puede aprehender”.
Dice Vargas al finalizar que el enigma es parte de la vida encarnada en las mujeres y que el feminismo ve en la maternidad la cárcel de su ciudadanía. 
Así como  el sujeto mira al mundo a través del marco de su propia ventana,  el psicoanálisis nos ofrece un marco desde dónde mirar la época, brindándonos una perspectiva particular ante los debates actuales.
Desde este marco psicoanalítico, Raquel Vargas abrió una ventana sobre este tema dejando entrar un aire renovado de ideas y conceptos y algún destello de luz que nos pueda ayudar a  adoptar una posición de responsabilidad y compromiso frente a estos debates actuales.

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miércoles, 12 de septiembre de 2018

¿Por qué los autistas piden ser escuchados?

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"¿Por qué los autistas piden ser escuchados?"

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, el día 12 de septiembre de 2018)

Autor:  Lic. Mariana Filippo. 
Analista miembro de la EOL y AMP. Miembro directivo del IOM2 Delegación Río Gallegos

El autismo se enraiza en un miedo temprano a entrar en interacción con los otros, proveniente de una angustia irracional que el sujeto no domina y no tendría que ver con la incomprensión de cómo vincularse con el otro.
Desde que Leo Kanner acuñó y describió el autismo en 1943, se propagaron los más diversos estudios sobre esta temática, a partir de la observación y práctica clínica con niños autistas. De allí también se derivaron variados tratamientos que guardan relación con la corriente teórica en la que se inscriben. También hubo -no tantos como los primeros- seguimientos de estos sujetos en la adultez, por ejemplo contamos con los de Kanner. Pero lo más interesante, es que en las últimas décadas, fueron los mismos protagonistas de tales observaciones los que han tomado la palabra para dirigir su pedido. De lo cual, da cuenta, Jean Claude Maleval en su libro “Escuchen a los autistas”.
¿Qué piden hacer escuchar los autistas?  
Es posible detectar el autismo mediante dos signos precoces que se presentan de manera muy temprana, a saber:
·       La huída de la mirada hacia los tres meses.
·       La falta de atención conjunta, hacia los nueve meses. Esto quiere decir que el bebé señala algo con el dedo, sin atraer con la mirada, la atención del adulto hacia ese lugar.
En los primeros intercambios con los padres hay evitación de interactuar con la mirada, con la voz, con el alimento y con los excrementos. Es así que numerosos sujetos autistas han podido testimoniar de cómo es vivido por ellos el empuje forzado a concretar estas interacciones, ya sea a mirar adonde le indican, a comer, a hablar y a defecar.
Birger Sellin, logra mediante la computadora lo que no puede verbalizar vocalmente y refiere: “¿Por qué no hablamos normalmente? …   No lo sé, no es que no queramos hacerlo sino que no podemos hacerlo y por esto sufrimos.” Sellin logra pronunciar algunas palabras sin precisar qué determina su mutismo.
Algunos autistas pueden decir que soltar su voz es vivido como una angustiante pérdida de la sustancia equivalente a una mutilación o, tal como dicen después algunos niños cuando salen del mutismo autista, no hablan porque esto podría vaciar su cerebro.  Otro sujeto autista confía que evita la defecación por miedo a que los pulmones exploten. Según Maleval (Videoconferencia que se transmitió en Río Gallegos desde Colombia 12708/2017) todos estos fenómenos indican decisivamente que el autismo se enraiza en un miedo temprano a entrar en interacción con los otros, proveniente de una angustia irracional que el sujeto no domina y no tendría que ver con la incomprensión de cómo vincularse con el otro.
Aprender de los autistas
Los testimonios nos revelan un “saber precioso sobre ellos mismos”, vale decir, los autistas, sujetos concernidos, son quienes más tienen para enseñarnos acerca de cómo tratarlos, mucho más que cualquier evaluación pretendidamente científica. Vale aquí el consejo de Jim Sinclair, ya sea para clínicos como así también para educadores. Dice lo siguiente: “Nuestras formas de entrar en relación – afirma en nombre de los autistas- son diferentes. Insistan en cosas que sus expectativas consideran normales   y toparán con la frustración, la decepción, el resentimiento, quizás incluso la rabia y el odio. Acérquense respetuosamente, sin prejuicios, abiertos a aprender cosas nuevas y encontrarán un mundo que no hubieran podido imaginar”.
Temple Grandin, otra autista de alto nivel, reconocida mundialmente por sus libros y conferencias, cuando tenía tres años era una niña muda, colérica, con una fijación por objetos giratorios, buscaba estar sola jugando con sus excreciones. Ella considera, al igual que muchos especialistas, que la severidad de los síntomas a la edad de dos o tres años no guarda, frecuentemente, mucha relación con el pronóstico. Vale decir, que a pesar de la gravedad inicial puede tener una evolución favorable.
La angustia insondable en la que quedan sumergidos los autistas cuando son empujados a interacciones forzadas, nos muestran simultáneamente, la importancia para estos sujetos de contar con sus intereses específicos y sus objetos privilegiados. Ricas experiencias en instituciones de orientación psicoanalítica para niños autistas constatan que el aprender se ve favorecido cuando se los tiene en cuenta.  Este modo requiere igualmente de alguna presión para que el sujeto logre ciertas adquisiciones, tal como refiere Antonio Di Ciaccia, se trata de un forzamiento suave corroborado por padres de autistas. Refiere la madre de una niña acerca de esta paradoja: “Le es necesario un impulso exterior para ponerse en marcha. Una vez que lo hace nada la detiene y si yo paro, todo se detiene.” Podemos concluir que se trata de un forzamiento suave que tiene en cuenta los intereses del sujeto y sus raíces en la dinámica subjetiva y contempla la condición de  escuchar al sujeto autista.


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