miércoles, 29 de agosto de 2018

"Ley de Salud Mental. ¿ Cómo operar sobre su lógica generalista" - Agosto 2018

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n   R í o   G a l l e g o s


"Ley de Salud Mental. ¿ Cómo operar sobre su lógica generalista"

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, el día 29 de agosto de 2018)

Autor: Lic. Erica Boglione.


Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y de la A.B.A.P.


La sanción de la actual Ley Nacional de Salud Mental, N°26.657, se ha constituido en un hito legislativo en lo referente a la protección de los derechos de los usuarios de estos servicios de salud, ya que incorpora la dimensión central de respeto por los DD.HH. de las personas con padecimientos mentales y con el uso problemático de drogas legales e ilegales.
Con esto, Argentina se adecúa a los tratados y principios internacionales sobre la materia, e intenta organizar y establecer programas de Salud Mental para la población.  Pero cuando se intenta convertir la letra en acción, los programas que se elaboran se encuentran con algunas dificultades de aplicación. El psicoanalista Eric Laurent (1998) afirma que el problema de los Estados como el nuestro, es la situación de emergencia debido a las deudas. Por tanto, surge la preocupación de reducir los gastos en este sector, bajo el justificativo de que la productividad de las personas allí involucradas es sumamente escasa. En este intento de limitar sus gastos, el Estado intentará descartar ciertos tratamientos posibles que cuestan dinero, por lo que se cuestionan la durabilidad y eficacia de los mismos.
Guillermo Belaga (2018) expresa la necesidad de considerar “...el modo en el que el Discurso Universal de la Ciencia y Técnica y el mercado” inciden en el debate teórico, práctico y normativo de la Salud Mental, y, por lo tanto, revisar los conceptos impulsados por organismos internacionales encargados de las políticas sanitarias. Cuando dentro de nuestra ley de Salud Mental se habla de “evidencia científica”, “padecimiento mental”, plazos dentro del tratamiento, criterios terapéuticos, prácticas institucionales, etc.; el marco teórico que determina dicho debate no nos es indiferente, ya que revela un posicionamiento ético profesional, y las respectivas consecuencias para los sujetos.
Laurent, también afirma que en lo que concierne a la salud mental, “...el orden público está desplazado por el nuevo estatuto del amo. El nuevo amo está preocupado por las mediciones. Cada vez más los nuevos políticos se centran en la publicación de cifras, índices y sondeos (1995)”. Se refiere con esto, a la estandarización que caracteriza a la salud mental, a partir de la cual realiza diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades mentales. Con este criterio, las políticas reales a implementar por los Estados, se encuentran determinadas a partir de los enfoques estadísticos arrojados por los manuales DSM. En palabras del autor, “Ya no se trata más de asegurar la felicidad ni el bienestar social (Welfare), es necesario ahora limitarse a lo que tiene un efecto científicamente demostrado”, pero cuando se trata del bienestar, hay pocas cosas científicamente demostradas o comprobables. En este sentido, el psicoanálisis, no se guía por lo medible, lo contable; sino que adhiere a otro tipo de lógica en donde la reducción de esa satisfacción molesta causada por el síntoma, se obtiene de a una vez con cada paciente y a partir de la interpretación como herramienta.
Hay por un lado un Estado que elabora programas para la salud mental de la población, demarcado por la economía de época. Y está el campo jurídico, que legisla para todos por igual para garantizar su efectividad. Ambos se orientan por una lógica generalista, es así como deben actuar. A diferencia de esto, al psicoanálisis le interesa el caso individual, vale decir que se orienta por lo singular, en tanto es la ética del deseo inconsciente quien define la ética del psicoanálisis.
Pero, hay ciertos puntos en la ley mencionada en donde es posible introducirse para construir algo diferente. Tal como afirman López y Salomone (2016), la ley de Salud Mental hace lugar al criterio profesional, por ejemplo, conminando a realizar una lectura caso por caso, para determinar la práctica más conveniente para intervenir.
Sin realizar un análisis exhaustivo, mencionaré sólo el artículo 7° de la Ley en referencia a esto, donde establece que toda persona con padecimiento mental tiene: “Derecho a recibir tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más conveniente, que menos restrinja sus derechos y libertades, promoviendo la integración familiar, laboral y comunitaria”. Como bien señalan dichas autoras, esto deja la responsabilidad del lado del analista, a la vez que le permite la autonomía de construcción del dispositivo analítico. La ley en este aspecto no se torna restrictiva en lo referido al accionar del profesional, dejando abierta la posibilidad de que pueda hacer su interpretación y ponderación de la norma, considerando la singularidad del caso en el que intervendrá. Para esto contará con la ley como guía y marco de resguardo tanto de su accionar como del derecho del paciente. Toda norma exige un acto de lectura que haga lugar a su interpretación y ponderación, pero también hay puntos en que la ley permite hacer lugar a la lectura de los casos de manera particular, debiendo el profesional tomar decisiones clínicas.
El psicoanálisis sabe bien que el universal siempre es fallido, y operará sobre esa falla desarticulando la heterogeneidad. Aquí, se tratará entonces, de que el analista ponga en juego su propia táctica.

Este, es el punto donde nos permitimos poner a trabajar nuestra práctica, estando advertidos que la misma se sostiene en la existencia de un real no programable, no posible de dialectizar por medio del discurso jurídico, ni capaz de ser medible o estandarizado como pretenden desde ciertos modelos sanitarios. Y en el caso singular con el que vayamos a trabajar, el psicoanálisis nos permite leer la presencia de este real y operar por medio de la palabra para conmoverlo, apelando a la invención particular que de su sufrimiento pueda hacer un sujeto. 



Referencias bibliográficas:
Belaga, G. 2018. Salud Mental, una totalidad fallida. Disponible en: http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC042.pdf
Laurent, E. 1995. Revista Mental. Disponible en: http://www.ebp.org.br/enapol/09/es/textos/mental.pdf
Laurent, E. 2000 (1998). Psicoanálisis y Salud Mental. Tres Haches. Buenos Aires.
López, G. y Salomone, G. 2016. Ley de Salud Mental argentina y el psicoanálisis. Disponible en: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/anuinv/article/view/9177/8774



Auspicia: Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Cruz
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sábado, 18 de agosto de 2018

" ¿ A que lugar nos llevan los sueños ? " - Agosto 2018

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" ¿A que lugar nos llevan los sueños?"

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral,  18  Agosto de 2018)

Autor: Lic. Eduardo Blanco
 Miembro del IOM Rio Gallegos y de la ABAP.


El misterio de los sueños ha inquietado a la humanidad desde tiempos remotos. Diversas expresiones artísticas, culturales, filosóficas, literarias, investigaciones científicas, psicológicas, psicoanalíticas, se han interesado profundamente,  destacando el carácter de enigma que los sueños, que en sus distintas formas ha despertado un interés particular.
Desde el psicoanálisis, Freud se interesó desde un comienzo en los sueños; encontrando precisamente allí, una de las bases cruciales para entender el funcionamiento del inconsciente y las particularidades del método psicoanalítico.
Hasta ese momento, la ciencia no daba demasiada importancia al funcionamiento de los sueños. Para el ámbito científico, el sueño no era considerado un acto psíquico, sino que este era reducido a un mero fenómeno somático. De esta manera, gran parte de la ciencia, suponía que los sueños eran una producción absurda, originada en el estado de dormir. Momento en que se perderían las capacidades críticas del pensamiento, produciéndose contenidos disparatados y sin sentido.
Sin embargo, en las antípodas a esta concepción, han existido a lo largo de la historia un  modo profano de abordar los sueños. Esta tradición, presente en muchas culturas, suponía que los sueños tenían un sentido premonitorio, oculto y susceptible de ser develado.
Dentro de estas tradiciones, se podían diferenciar dos métodos. El método simbólico y el método del descifrado. El primero consistía en cambiar un contenido por otro, tomando el sueño en su totalidad, sustituyéndolo por otro contenido; pero este método no resulta confiable, ya que cae en la ambigüedad y depende siempre del ingenio y la intuición del interpretante.
El método del descifrado tiene a su vez dos versiones; una traduce el sueño por partes según una clave fija y arbitraria, lo cual la destina al fracaso, debido a que consiste en una lectura parcial y descontextualizada del sueño.
La ultima versión, consiste en tomar al sueño signo por signo, teniendo en cuenta la particularidad y las circunstancias en las que el soñante lo enuncia.
Esta ultima versión, es la que le interesará a Freud. A partir de sus investigaciones, descubre que los procesos presentes en el trabajo del sueño, le permitirán el acceso al dinamismo del inconsciente; pudiendo descubrir allí sus leyes particulares, tales como la atemporalidad, la ausencia de contradicción, figurabilidad, condensaciones y desplazamientos de sentidos, recuerdos y olvidos (entre otros).
Freud analiza detenidamente los elementos del sueño y la asociación entre los mismos, a partir del contenido manifestado por el soñante.
Sin embargo, uno de los descubrimientos más importantes en el trabajo del sueño, consiste en la presencia de un límite a la interpretación. Es decir aquellas lagunas, intervalos, ausencias, en donde el soñante no encuentra lugar para más interpretaciones. Limite en el cual el soñante se encuentra en la escena construida del sueño, frente a algo que le resulta extraño y ajeno. Estas experiencias subjetivas tienen como rasgo distintivo el efecto de sorpresa, propia de los efectos del inconsciente. Recordemos que el estilo del inconsciente es un estilo de irrupción sin explicación.
El inconsciente a veces entra por una  puerta que no reconocemos,  puertas por las que ingresa lo no esperado. Freud llamó a estas instancias, “ombligo del sueño”; este constituye aquellos límites a los que no se puede acceder por medio de la interpretación.
En los sueños, pueden figurarse  escenas, en las que el soñante suele inquietarse, escenas que suelen dejarlo indefenso, en donde todos los sentidos posibles y los elementos conocidos en el sueño, no logran significar y escapan a la interpretación.   Estas escenas (paradójicas del sueño),  y el lugar del soñante en ellas  son  las que orientarán la investigación psicoanalítica, caso por caso, cada una en su singularidad.
La presencia de los sueños en un psicoanálisis, implica ubicar el sueño dentro de la experiencia subjetiva del soñante. De esta manera el sueño se presenta como algo a descifrar, pero con ciertos defectos en su significación.
La labor del analista no será la de completar un sentido, otorgando significados arbitrarios al sueño,  sino que su función consiste en poner a trabajar al soñante, en su propia escena, escena que muchas veces lo inquieta y lo lleva a lugares desconocidos.
Estas experiencias del soñar han inspirado a gran parte de la literatura, como a tantas otras expresiones artísticas…
Algunas palabras de Jorge Luis Borges, hace unos años nos invitaban…
“de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra”
“y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?”
(Fragmento del poema “El sueño”. Jorge Luis Borges, 1964).


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jueves, 16 de agosto de 2018

Arkangel, cuando el control comienza deja de ser un factor de tranquilidad. Agosto 2018

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"Arkangel, cuando el control comienza deja de ser un factor de tranquilidad.""

(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral,  Agosto de 2018)

Autor: Lic. Rodolfo Marcelo Pallero y Lic. Susana Rebuffo
 Miembros del IOM Rio Gallegos y de la ABAP.



El día viernes 28 de junio en La Biblioteca de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia, se llevó a cabo un cine debate  organizado por La Asociación de la Biblioteca Austral de Psicoanálisis. El tema elegido se fundó como espacio de reflexión sobre los eventuales  impactos  derivados del uso de  las tecnologías actuales.  Para la ocasión se proyectó  un capítulo de la serie Black Mirror,  Arkangel.

Arkangel es el nombre de una empresa tecnológica creadora de un microchip,  cuya finalidad al implantarlo en los niños, permiten una serie de mecanismos de control para salvaguardar su integridad. Mediante una Tablet, objeto garante del bienestar, los padres monitorean los distintos valores fisiológicos y hematológicos de los chicos, así como  la ubicación geográfica. Al mismo tiempo este gadget, los hace dueños de  las  audio-imagines de lo que los niños experimentan, ya sea en simultaneo o mediante la reproducción de esas vivencias cuando los progenitores lo decidan. Otra particularidad del chip, es la posibilidad de censura mediante el pixelado de imágenes en  circunstancias que pudieren modificar el arousal del niño devenidas de imágenes violentas o cualquiera otra experiencia generadora de stress.
Luego de la proyección del capítulo se generó el debate donde los participantes volcaron observaciones, opiniones e inquietudes sobre los usos y resultados de estas prácticas, de un control artificial.
Primeramente y de manera generalizada, se han escuchado mea culpa de los allí presente por la propia incapacidad de procesar los miedos sobre el destino de sus hijos. Así, abundaron ejemplos sobre  que este sentimiento ha llevado  pegarse al teléfono móvil con el que además se han servido  compulsivamente de las aplicaciones en los  celulares de sus chicos. Al momento de hacer foco en el film han expresado en tono confeso lo invasivo que resulta tal procedimiento, pues convierten a sus propios hijos en  objetos observables, aun a costa de su propia privacidad, y no necesariamente bajo su consentimiento.
Sarah, la niña sometida a Arkangel, en su primera infancia se encuentra artificialmente imposibilitada de vivenciar y compartir gran parte de las experiencias del grupo de pertenencia. Las consecuencias de censurar   situaciones cotidianas hacen que la niña no madure acorde a su edad, al compás del grupo, quedando desplazada, incomprendida desconectada de sus pares. Su madre, no percatada de este aislamiento, por contrario,  vive tranquila husmeando a través del dispositivo  cada vez que siente la necesidad de chequear a su niña.
Es así, que un día ve a Sarah lastimarse cruelmente sus dedos con la filosa punta de un lápiz por curiosidad de ver cómo es la sangre. A raíz de este evento, Sarah es atendida por un psicólogo indicándole a Marie(la madre) terminar con el uso del dispositivo,  causante de perjuicio.
Sarah da muestras de que jamás ha logrado comunicarse adecuadamente con sus pares ni con su mamá desde aquella autoflagelación en la niñez como tampoco en su adolescencia:  falta de cuidados contraceptivos, consumo de drogas, agresión física feroz contra su madre y, por último, huida del hogar. Todo aquello de lo que se la quiso proteger acomete contra la madre en lo real de la situación final.
En la sala, el público concluye que es a causa del entrometimiento y humillación que le provocan el hecho de ser espiada, manipulada en el más amplio de los sentidos que Sarah, cargada de violencia se manifiesta de manera inadecuada como consecuencia de la censura absurda ejecutada por Arkangel.
Marie ha depositado toda la confianza en un Ángel de la Guarda. Un dispositivo que expele iatrogenia. El desencadenante es dramático. Sarah golpea a la madre con la Tablet. Huye. Está incapacitada para evaluar las consecuencias de sus actos; sus vivencias no sufren elaboraciones psíquicas, sino censuras determinadas a partir de mediciones de cortisol.
La tecnología (aún) no remplaza a la psiquis humana, siendo que la primera  quiere hacer una transcripción de las emociones en algoritmos identificados debido a bajas o altas de neurotransmisores. Las homologaciones de procesos biológicos a psíquicos, es un reduccionismo que produce distorsiones insalvables.
El lugar de la comunicación queda vacío, no hay una vuelta, hay solo una ida. Sobrevienen los datos biológicos y la imagen, se desacredita al sujeto, al niño. Se pondera un control de lo imaginario por sobre lo real de las vivencias necesarias de los sujetos. Donde la diferencia de y la experimentación de las propias formas de afrontar una realidad por parte de ellos queda manipulada por la tecnología.
En una actualidad donde en el día a día se crean nuevos gadget y tecnologías que enmarcan el desarrollo de los sujetos, en todas las franjas etarias, en un momento histórico en el cual encontramos en nuestro bolsillo la respuesta a todas las dudas, sería interesante pensar si el control que se tiene (o se cree tener) sobre nuestras vidas, no es un seudo control sobre ella.
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