I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
"La acción del analista en la clínica con niñ@s."
Lic.
Araceli Navarro. (Psicopedagoga. Miembro de la Delegación Río Gallegos del IOM2
y de la ABAP)
La clínica nos enfrenta a esa
situación tan particular que implica pensar la teoría en movimiento, armar
hipótesis e ir reformulando a cada paso las certezas previas, punto de
intersección teórico- clínico que nos orienta, interrogándonos sobre la función
del analista.
La práctica con niñ@s es
siempre un desafío y una apuesta para el analista. En particular, porque los
niñ@s tienen una relación con la palabra diversa del adulto. De aquí que se
apelan a ciertos recursos tales como el juego, el dibujo, el modelado, etc. Es
decir, medios que promueven el decir del niñ@ y posibilitan la escucha del
analista.
¿Cuáles son los motivos para
que un niñ@ llegue a la consulta? En primer lugar, una característica singular
del tratamiento es que l@s pequeñ@s no consultan por sí solos, sino que son
llevados por sus padres. Por lo cual, muchas veces no hay una predisposición
para el análisis de entrada.
A la vez, los padres, se hallan
afectados por lo enigmático que les resulta el sufrimiento de sus hij@s, una de
las principales razones para demandar la consulta. Otras veces, el desconcierto
viene de profesionales que atienden al niñ@ o la escuela son
preponderantemente, quienes piden a los padres que realicen una consulta dando
la voz de alarma y con cierta frecuencia rotulando a ese niñ@. Tanto los
primeros, como los segundos, pueden estar atravesados por una preocupación: ¿Es
normal esta reacción o comportamiento del niñ@ en cuestión?
Es decir, que son variados
los ámbitos que se ocupan de la infancia para quienes los modos de sufrimiento
del niñ@ son enigmáticos. Frente a esto, tenemos la respuesta del mercado que
tiende rápidamente a: la reeducación, el etiquetamiento
y la medicación. El riesgo que corren este tipo
de soluciones rápidas es que anulan, obturan la hiancia que necesariamente
aparece entre ese enigma que supone el sufrimiento y las
respuestas de los adultos.
El Psicoanálisis ofrece un tratamiento diverso. Le interesa especialmente
mantener esa brecha ¿Por qué? Pues entendemos que el síntoma del niñ@ es
el modo privilegiado de inscribir su respuesta como algo particular, por ejemplo
¿Qué soy para el Otro? ¿Qué represento en su deseo? ¿Qué quiere decirme?
El
analista está del lado del sujeto en todos los casos, y su tarea es llevar al
sujeto niñ@ a jugar su partida con las cartas que le fueron dadas. El niño entra en el discurso analítico como
ser de saber, su saber es respetado como el de un “sujeto de pleno ejercicio”,
es decir, no como un sujeto por venir, como lo es bajo los ojos de la
pedagogía. Y
desde ese lugar, ayudar al niño a encontrar mejores respuestas y hacerse
responsable de ellas.
Una
palabra, un gesto, una acción del analista pueden tener efecto privilegiado
operando como disparadores o articuladores, como apertura a lo innombrable,
posibilitando el armado de una historia que se despliega en una trama que
permita la constitución de las instancias como diferenciadas. Acompañar a que
esa red se teja es una de las tareas que nos proponemos con niñ@s.
Auspicia: Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Cruz
Asociación de la Biblioteca Austral de Psicoanálisis