lunes, 9 de marzo de 2009

Incidencias de las transformaciones familiares en la subjetividad

INSTITUTO OSCAR MASOTTA
Delegación Río Gallegos


Incidencias de las transformaciones familiares en la subjetividad

Por Mariana Filippo
Trabajo presentado en las VII Jornadas de Hermenéutica
Unidad Académica Río Gallegos – Universidad Nacional de la Patagonia Austral
23 de Noviembre de 2007

A lo largo de los tiempos la familia ha ido tomando diversas formas que, en su momento, prevalecieron sobre otras, dejando por fuera aquellas modalidades que no eran consideradas como tal.
En un primer tiempo predominó la concepción religiosa de la familia[2], luego fue sustituida por la ilusión del lazo social natural. En la actualidad nos encontramos con que el espacio familiar está sustancializado por lo jurídico. En este punto ya no podemos negar que la forma tradicional de la familia ha llegado a su fin, acaecido junto a un desplazamiento de la articulación de la autoridad.[3]

Variaciones
Un factor decisivo, entre otros, en estas transformaciones es la declinación de todas las formas de autoridad[4] alrededor de las cuales se organizaban las instituciones. Numerosos estudios sociológicos coinciden en esto y lo atribuyen al “dinamismo imparable de la globalización que nos arroja a una sociedad del riesgo y la contingencia, transformando el núcleo familiar, la intimidad de los sujetos y su relación con la autoridad”.
En el seno de las familias, nos encontramos con la declinación de la autoridad paterna y correlativamente las modificaciones en el lugar de la mujer y la infancia. Vale decir, asistimos a una equiparación de los derechos entre mujeres y hombres, padres y niños, entre generaciones. Hay un predominio de los lazos horizontales. Basta con detenerse en los dibujos animados para niños en los cuales raramente encontramos padres y la trama se desenvuelve entre pares o mascotas.
La igualdad de los derechos entre las mujeres y los hombres condujo a un nuevo término: parentalidad. El manto de igualdad que los cubre pretende borrar las diferencias. Los avances tecnológicos acuden en auxilio ya que la procreación asistida aporta a la pluralización de vínculos
que permiten articular padres e hijos fuera de la forma tradicional.
En cuanto al niño, los historiadores advierten un cambio significativo de lugar en el sistema de parentesco. Pasó de ser tomado por la preocupación de la descendencia y la transmisión del nombre[5] al lugar de objeto que organiza y causa el discurso familiar. Así como para Freud el niño era el Ideal, según Lacan queda encuadrado en el lugar de “objeto plus de goce”. El niño queda situado en una doble vertiente:
- objeto expuesto al tráfico, circulación y contiendas familiares y
- sujeto de derechos, cuya divulgación nos es bien conocida.
Consecuentemente, la vigilancia respecto de los abusos que el niño puede llegar a padecer opera un desplazamiento en lo que horroriza a la sociedad.

Invariantes
A pesar de estas transformaciones, hay algo que se mantiene y es el empuje a la familia[6]. Es decir, la familia pervive mediante un pacto estructural conformado por tres términos Padre – Madre – Hijo. Lo que varía son las condiciones de la relación entre ellos, lo cual produce nuevas máscaras.
Respecto del padre, la función que le atañe en tanto autoridad, función que no es privativa del hombre, es ofrecer puntos de anclaje al sujeto y regular los modos de satisfacción, es decir, que pueda humanizar el deseo, encarnar un modo de tratamiento efectivo del goce, cuestiones que promueven el sentido de la vida para el sujeto. Sin estas funciones el sujeto queda a la deriva y por lo cual la familia se ve obligada a reorganizar sus ideales y estructura simbólica de otra manera.
Asimismo, el lugar ganado por el niño en la sociedad hace que el debate sobre lo que se considera familia sea en torno a él. El niño define la familia y las discusiones actuales recaen sobre qué se puede considerar como tal alrededor de un niño. Al mismo tiempo, nadie quiere tener una familia sin padre ni madre, cuestión que podemos corroborar en los medios, cuando parejas del mismo sexo, solicitan ya sea la legalización de las uniones o las funciones parentales.

La familia en Freud y Lacan.
En los albores del psicoanálisis, Freud incluye al padre[7] al modo de un salvataje, en momentos en que Viena se había convertido en una gran ciudad que albergaba la más amplia diversidad de inmigrantes. En esa dispersión Freud trató de introducir una invariante: El padre.
La propagación misma del psicoanálisis tiene que ver con los vaivenes de la autoridad. Para Freud el extraordinario aumento de las grandes neurosis a partir de la decadencia de las religiones pone en evidencia el vínculo entre el complejo paterno –núcleo de las neurosis- y la fe en Dios. De este modo el síntoma neurótico queda ubicado como un relevo del Padre.
Poco tiempo después, Jacques Lacan, en su texto “Los complejos familiares” de 1936 atribuía la difusión del psicoanálisis a la declinación de la autoridad del padre. Aquí sitúa a la familia en el lugar de la transmisión que los instintos no proveen. Es decir que, tempranamente en su obra, Lacan se separa de cualquier tendencia biologicista o instintual.
En “Dos notas sobre el niño” encontramos la siguiente definición de familia:
"…La función de residuo que sostiene ( y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades, resalta lo irreductible de una transmisión -perteneciente a un orden distinto al de la vida adecuada a la satisfacción de las necesidades- que es la de una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo”.
Es decir, localiza en la familia conyugal “la función de residuo en la evolución de las sociedades”. De las formas de familia precedentes hay algo que se arrastra de las tradiciones, por ejemplo, según la tradición grecorromana la familia se edifica alrededor del incesto, fratricidio, parricidio y tiranía. Podemos pensar que el reciente crimen cometido en Concordia, con todo su peso dramático, no es algo nuevo sino problemas de familia ya inventados por las tradiciones o por la literatura. Sin embargo, lo contemporáneo nos confronta con nuevos problemas en la medida que desconocemos los efectos que tendrán algunos avances científico-tecnológicos en la familia.
Ahora bien, esta función de residuo pone de relieve “lo irreductible de una transmisión que es la de una constitución subjetiva que implica la relación con un deseo que no sea anónimo”[8] .En tal sentido la función de transmisión de una familia no es instintual, sino que requiere del encuentro con Otro (con mayúscula), no par, que tenga un deseo particularizado en el hijo. De este modo propicia tanto el alojamiento de ese hijo en la familia como así también un deseo singular en el niño.

¿Cuál es el interés de la familia para el psicoanálisis?
Frente a estos avatares de la familia en lo contemporáneo el psicoanálisis no puede quedar ajeno, ya que el síntoma se edifica en relación a lo social.
Tal como he dicho anteriormente, las variaciones en la articulación de la autoridad paterna no significan necesariamente el fin de la familia, más bien nos indican que exige una reorganización.
En una época en que la relación con la religión es lábil, frente a la proliferación de prácticas autodestructivas y disolución de identificaciones, asistimos a un refuerzo de los sistemas de vigilancia panópticos que se dedican a identificar cuerpos y modos de satisfacción en desmedro de la construcción de sistemas simbólicos.
La apuesta del psicoanálisis es que la ley, vale decir, la transmisión que atañe a quien representa la autoridad, se encarne en un deseo, atendiendo a las particularidades de manera tal que no quede reabsorbida en un discurso universal. Y ¿qué función le atañe al padre con sus avatares? No sólo prohibir, sino autorizar una relación confiable con el goce.

[1] Este trabajo se inscribe en el proyecto de investigación “Recuperar la subjetividad: Foucault, Lacan y Zizek”. Directora: Esther Díaz de Kóbila. Responsable: Denis Velázquez
[2] Laurent, Eric: Seminario en las Jornadas anuales de la EOL 2006 (inédito)
[3] Laurent, Eric: ¿Cómo criar a los niños? Entrevista en Revista La Nación. 3/6/2007
[4] Gorostiza, Leonardo: Autoridad (En Revista Lacaniana 5-6, Bs As., 2007)
[5] BROUSSE, M. H.: El lugar del niño en la familia. (En Rev. Enlaces 11, Bs.As., 2007, pag. 67)
[6] DAUMAS, A.: Conferencia Formas contemporáneas del malentendido familiar (IOM Río Gallegos, 8 de junio de 2007)
[7] LAURENT, E: Las nuevas inscripciones del sufrimiento del niño. (En Revista Enlaces 12, Bs As, julio 2007)
[8] La frase textual de Lacan es la siguiente: “Por lo que parece al ver el fracaso de las utopías comunitarias, la posición de Lacan nos recuerda la siguiente dimensión. La función de residuo que sostiene ( y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades, resalta lo irreductible de una transmisión -perteneciente a un orden distinto al de la vida adecuada a la satisfacción de las necesidades- que es la de una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo”

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