miércoles, 17 de julio de 2013

Los niños, un problema II - Julio de 2013

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A
D e l e g a c i ó n   R í o   G a l l e g o s


LOS NIÑOS, UN PROBLEMA II
(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 17 de Julio de 2013)

Autor: Lic. Claudia Castillo
(Interlocutora del I.O.M. - Delegación Río Gallegos)

- Continuaremos, con el artículo publicado quince días atrás.
Hace unos cuantos años, siguiendo la enseñanza de Arminda Aberastury, se les hacía a los padres, antes de admitir a un niño en análisis, una anamnesis muy extensa, muy pautada donde se les preguntaba un montón de detalles de la vida del niño, de su desarrollo, de la familia, se les pedía el relato de un día de la cotidianeidad del chico, incluso hasta el relato de cómo pasaba su cumpleaños. Los analistas más jóvenes, que ya no tiene esa enseñanza, siguen usando esta forma de entrevista que ha pasado de generación en generación sin saber demasiado de dónde viene. Ya no se usa una entrevista tan estereotipada pero es cierto que conviene saber qué quieren los padres cuando traen un niño a la consulta, qué lugar ocupa ese niño en la economía libidinal de esa familia, con qué personaje de la familia lo comparan o lo asocian. A veces, eso que la escuela marca o señala como problema no es más que la identificación a un rasgo de algún familiar; es decir, que dentro de la familia tal vez no es un problema.
Conviene a veces tomarse un tiempo en estas entrevistas, ya que a veces sucede -esto es más frecuente en el caso de las mujeres- que la demanda de tratamiento por un niño es en realidad un pedido de la madre: hay mujeres que sólo pueden hacer un llamado a Otro a través de sus hijos.
- Por otra parte, muchas veces se ha hablado de la transferencia de los padres en el análisis con niños y es importante, porque de esta transferencia depende la continuidad del tratamiento. Por otra parte así como Freud habla de la autoridad del analítico en relación a sus pacientes, es interesante contar con la transferencia de los padres ya

que si no, ni bien se produzca un alivio sintomático sacarán al niño de la cura.
Tengo la experiencia de haber trabajado muchos años en un servicio asistencial que funcionaba en Buenos Aires dentro del la U.B.A., dependiendo de extensión Universitaria y era muy común que las escuelas de la zona derivaran niños a este servicio. En algunos casos la derivación no tenía ningún éxito ya que los padres venían y decían: “vengo porque me manda la escuela” y no tenían ninguna convicción respecto del análisis ni ninguna pregunta respecto de su hijo; y el tratamiento no prosperaba. Si bien había una admisión, los que trabajábamos desde una orientación psicoanalítica teníamos mucho cuidado al volver a interrogar ese pedido para ver si podía convertirse en un pedido dirigido a un psicoanalista. Paradójicamente los que dedicábamos más tiempo a las entrevistas preliminares teníamos menos deserción después.
- Muchos medios gráficos han sacado en los últimos años, cantidad de notas sobre distintos trastornos que aquejan a los niños. ¿Por qué traigo estos comentarios?, tal vez porque en la actualidad todo puede convertirse en un problema. Eric Laurent habla de una pluralización de la clínica, donde se multiplican los diferentes síndromes derivados de las clasificaciones surgidas de los manuales psiquiátricos (D.S.M.-IV) y donde la especificidad de la categoría de síntoma, tal como la conocíamos a partir de la psiquiatría clásica y a partir de Freud, desaparece. En este sentido, convendría “orientarse por el síntoma” para poder captar lo que en realidad le pasa a un niño. (Solo este punto merecería un desarrollo más extenso).
- Es interesante, que bajo la forma de nuevas nomenclaturas aparecen viejos problemas o síntomas que había descrito Freud con toda pertinencia. En el caso de los niños conviene por ejemplo volver a leer el caso Juanito, ya que incluso Freud lo retoma muchas veces a lo largo de su obra y también es retomado por Lacan en varios momentos de su enseñanza.
- Otro motor que debe guiar la decisión de atender o no a un niño es la angustia. Hay ciertos niños que han pasado por varias situaciones dolorosas y que sin embargo se angustian “cuando todo está bien”. ¿No es el temor a lo que podría volver a golpear desde la realidad lo que angustia? Pero a la vez, ¿no buscan algunos niños volver a pasar una y otra vez por lo que los traumatizó? Cómo metaforiza cada niño los malos encuentros que ha tenido en su vida no depende ni de la prevención, ni de las políticas sociales, ni de los “buenos oficios de la psicología”. Depende del anudamiento entre el deseo y el goce de cada quien y la posibilidad de que un grito se transforme en llamado dirigido a un Otro que pueda responder, que pueda alojar, que pueda acompañar.
Entonces, volviendo al principio no hay “niños problemáticos” sino niños que, en el mejor de los casos, si se angustian pueden pedir ayuda, y tal vez se encuentren con un practicante que orientado desde el psicoanálisis, pueda responder de otra manera. 

Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis.
Informes: (02966) 15459476 – 15466777 – 15690793
E-mail: bapriogallegos@gmail.com

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