I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
"Prefiero la existencia a la extincion"
(Sigmund Frued)
(Sigmund Frued)
(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, 24 de octubre de 2018)
Autor: Lic. Natalia Pelizzetti,( Miembro del
IOM2 y Presidente de la ABAP)
Lic. Cintya González.(Co-responsable del IOM2 – miembro de la ABAP).
Lic. Cintya González.(Co-responsable del IOM2 – miembro de la ABAP).
Publicamos a
continuación fragmentos de una preciosa entrevista, concedida al periodista
George Sylvester Viereck en 1926 en la casa de Sigmund Freud en los Alpes
suizos, titulada: "El valor de la vida".
S.
Freud: “Setenta años me enseñaron a
aceptar la vida con serena humildad”.
Quien
habla es el profesor Sigmund Freud, el gran explorador del alma. Los pocos años
transcurridos entre mi última visita y la actual, multiplicaron las arrugas de
su frente. Intensificaron la palidez de sabio. Su rostro estaba tenso, como si
sintiese dolor. Su mente estaba alerta, su espíritu firme, su cortesía
impecable como siempre, pero un ligero impedimento en su habla me perturbó.
Parece que un tumor maligno en el maxilar superior tuvo que ser operado. Desde
entonces Freud usa una prótesis, lo cual es una constante irritación para él.
S.
Freud: “Detesto mi maxilar mecánico,
porque la lucha con este aparato me consume mucha energía preciosa. Pero
prefiero esto a no tener ningún maxilar. Aún así prefiero la existencia a la
extinción. Tal vez los dioses sean gentiles con nosotros, tornándonos la vida
más desagradable a medida que envejecemos. Por fin, la muerte nos parece menos
intolerable que los fardos que cargamos”. S. Freud se rehúsa a admitir que
el destino le reserva algo especial.
S.
Freud: “¿Por qué (dice calmamente)
debería yo esperar un tratamiento especial? La vejez, con sus arrugas, llega
para todos. Yo no me rebelo contra el orden universal. Finalmente, después de
setenta años, tuve lo bastante para comer. Aprecié muchas cosas -en compañía de
mi mujer, mis hijos- el calor del sol. Observé las plantas que crecen en
primavera. De vez en cuando tuve una mano amiga para apretar. En otra ocasión
encontré un ser humano que casi me comprendió. ¿Qué más puedo querer?”
G S
Viereck: Usted tiene una fama. Su obra prima influye en la literatura de cada
país. Los hombres miran la vida y a sí mismos con otros ojos, por causa suya.
S.
Freud: …”La fama llega cuando morimos y,
francamente, lo que ven después no me interesa. No aspiro a la gloria póstuma.
Mi virtud no es la modestia”.
George
S Viereck: ¿No significa nada el hecho de que su nombre va a perdurar?
S.
Freud: “Absolutamente nada, es lo mismo
que perdure o que nada sea cierto. Estoy más bien preocupado por el destino de
mis hijos. Espero que sus vidas no sean difíciles. No puedo ayudarlos mucho. La
guerra prácticamente liquidó mis posesiones, lo que había adquirido durante mi
vida. Pero me puedo dar por satisfecho. El trabajo es mi fortuna.”
(Estábamos subiendo y descendiendo una pequeña elevación de tierra en el jardín
de su casa. Freud acarició tiernamente un arbusto que florecía). “Estoy mucho más interesado en este capullo
que de lo que me pueda acontecer después de estar muerto”.
G S
Viereck: ¿Entonces usted es, al final, un profundo pesimista?
S.
Freud: …”El impulso de vida o el impulso
de muerte habitan lado a lado dentro nuestro. La muerte es la compañera del
Amor. Ellos juntos rigen el mundo. Esto es lo que dice mi libro "Más allá
del principio del placer". En el comienzo del psicoanálisis se suponía que
el Amor tenía toda la importancia. Ahora sabemos que la Muerte es igualmente
importante. Biológicamente, todo ser vivo, no importa cuán intensamente la vida
arda dentro de él, ansía el Nirvana, la cesación de la "fiebre llamada
vivir"… el objetivo último de la vida es la propia extinción”.
G.S.
Viereck: A veces imagino si no seríamos más felices si supiésemos menos de los
procesos que dan forma a nuestros pensamientos y emociones. El psicoanálisis le
roba a la vida su último encanto, al relacionar cada sentimiento a su original
grupo de complejos. No nos volvemos más alegres descubriendo que todos abrigamos
al criminal o al animal.
Antes
que usted inventase el psicoanálisis, no sabíamos que nuestra personalidad es
dominada por una hueste beligerante de complejos cuestionables. El
psicoanálisis vuelve a la vida como un rompecabezas complicado.
S.
Freud: “De ninguna manera. El análisis
nos enseña apenas lo que podemos soportar, pero también lo que podemos evitar…El
psicoanálisis vuelve a la vida más simple. Adquirimos una nueva síntesis
después del análisis. El psicoanálisis reordena el enmarañado de impulsos
dispersos, procura enrollarlos en torno a su carretel. O, modificando la
metáfora, el psicoanálisis suministra el hilo que conduce a la persona fuera
del laberinto de su propio inconsciente. El psicoanálisis por lo menos, jamás
cierra la puerta a una nueva verdad”.
"No me haga parecer un pesimista -dice Freud,
al finalizar la entrevista, después de un apretón de manos. Yo no tengo
desprecio por el mundo. ¡No, yo no soy un pesimista, en tanto tenga a mis
hijos, mi mujer y mis flores!. No soy infeliz, al menos no más infeliz que
otros".
Bibliografía: Blog EOL conexiones. Publicación
7/5/18 - George Sylvester Viereck, periodista del "Journal of
Psichology" año 1926 publicada en N.York en 1957. (*) Se publicó por
primera vez en el volumen de "Psychoanalysis and the Fut", en New
York en 1957 . Traducción al castellano, Miguel Angel Arce. Publicada en 2006
en
http://www.revistavirtualia.com/articulos/610/entrevistas/el-valor-de-la-vida
Auspicia: Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Cruz
Asociación de la Biblioteca Austral de Psicoanálisis
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