I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
"Arkangel, cuando el control comienza deja de ser un
factor de tranquilidad.""
(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, Agosto de 2018)
Autor: Lic. Rodolfo Marcelo Pallero y Lic. Susana Rebuffo
Miembros del IOM Rio Gallegos y de la ABAP.
Autor: Lic. Rodolfo Marcelo Pallero y Lic. Susana Rebuffo
Miembros del IOM Rio Gallegos y de la ABAP.
El día viernes 28 de junio en La Biblioteca de la
Honorable Cámara de Diputados de la Provincia, se llevó a cabo un cine
debate organizado por La Asociación de
la Biblioteca Austral de Psicoanálisis. El tema elegido se fundó como espacio
de reflexión sobre los eventuales
impactos derivados del uso
de las tecnologías actuales. Para la ocasión se proyectó un capítulo de la serie Black Mirror, Arkangel.
Arkangel es el nombre de una empresa tecnológica
creadora de un microchip, cuya finalidad
al implantarlo en los niños, permiten una serie de mecanismos de control para
salvaguardar su integridad. Mediante una Tablet, objeto garante del bienestar, los padres monitorean los distintos
valores fisiológicos y hematológicos de los chicos, así como la ubicación geográfica. Al mismo tiempo este
gadget, los hace dueños de las audio-imagines de lo que los niños experimentan,
ya sea en simultaneo o mediante la reproducción de esas vivencias cuando los
progenitores lo decidan. Otra particularidad del chip, es la posibilidad de
censura mediante el pixelado de imágenes en
circunstancias que pudieren modificar el arousal del niño devenidas de
imágenes violentas o cualquiera otra experiencia generadora de stress.
Luego de la proyección del capítulo se generó el
debate donde los participantes volcaron observaciones, opiniones e inquietudes
sobre los usos y resultados de estas prácticas, de un control artificial.
Primeramente y de manera generalizada, se han
escuchado mea culpa de los allí
presente por la propia incapacidad de procesar los miedos sobre el destino de
sus hijos. Así, abundaron ejemplos sobre
que este sentimiento ha llevado
pegarse al teléfono móvil con el que además se han servido compulsivamente de las aplicaciones en
los celulares de sus chicos. Al momento
de hacer foco en el film han expresado en tono confeso lo invasivo que resulta
tal procedimiento, pues convierten a sus propios hijos en objetos observables, aun a costa de su propia
privacidad, y no necesariamente bajo su consentimiento.
Sarah, la niña sometida a Arkangel, en su primera
infancia se encuentra artificialmente imposibilitada de vivenciar y compartir
gran parte de las experiencias del grupo de pertenencia. Las consecuencias de
censurar situaciones cotidianas hacen
que la niña no madure acorde a su edad, al compás del grupo, quedando
desplazada, incomprendida desconectada de sus pares. Su madre, no percatada de
este aislamiento, por contrario, vive
tranquila husmeando a través del dispositivo
cada vez que siente la necesidad de chequear a su niña.
Es así, que un día ve a Sarah lastimarse cruelmente
sus dedos con la filosa punta de un lápiz por curiosidad de ver cómo es la
sangre. A raíz de este evento, Sarah es atendida por un psicólogo indicándole a
Marie(la madre) terminar con el uso del dispositivo, causante de perjuicio.
Sarah da muestras de que jamás ha logrado comunicarse
adecuadamente con sus pares ni con su mamá desde aquella autoflagelación en la
niñez como tampoco en su adolescencia:
falta de cuidados contraceptivos, consumo de drogas, agresión física
feroz contra su madre y, por último, huida del hogar. Todo aquello de lo que se
la quiso proteger acomete contra la madre en lo real de la situación final.
En la sala, el público concluye que es a causa del
entrometimiento y humillación que le provocan el hecho de ser espiada,
manipulada en el más amplio de los sentidos que Sarah, cargada de violencia se
manifiesta de manera inadecuada como consecuencia de la censura absurda
ejecutada por Arkangel.
Marie ha depositado toda la confianza en un Ángel de
la Guarda. Un dispositivo que expele iatrogenia. El desencadenante es
dramático. Sarah golpea a la madre con la Tablet. Huye. Está incapacitada para
evaluar las consecuencias de sus actos; sus vivencias no sufren elaboraciones
psíquicas, sino censuras determinadas a partir de mediciones de cortisol.
La tecnología (aún) no remplaza a la psiquis humana,
siendo que la primera quiere hacer una transcripción
de las emociones en algoritmos identificados debido a bajas o altas de
neurotransmisores. Las homologaciones de procesos biológicos a psíquicos, es un
reduccionismo que produce distorsiones insalvables.
El lugar de la comunicación queda vacío, no hay una
vuelta, hay solo una ida. Sobrevienen los datos biológicos y la imagen, se
desacredita al sujeto, al niño. Se pondera un control de lo imaginario por
sobre lo real de las vivencias necesarias de los sujetos. Donde la diferencia
de y la experimentación de las propias formas de afrontar una realidad por
parte de ellos queda manipulada por la tecnología.
En una actualidad donde en el día a día se crean
nuevos gadget y tecnologías que enmarcan el desarrollo de los sujetos, en todas
las franjas etarias, en un momento histórico en el cual encontramos en nuestro
bolsillo la respuesta a todas las dudas, sería interesante pensar si el control
que se tiene (o se cree tener) sobre nuestras vidas, no es un seudo control
sobre ella.
Auspicia: Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Cruz
Asociación de la Biblioteca Austral de Psicoanálisis
0 comentarios:
Publicar un comentario