I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
"Manifestaciones de angustia y su incidencia en el ámbito laboral. ¿Cómo localizar al sujeto?"
(Texto a publicado en el diario La Opinión Austral, el día 13 de Junio de 2018)
Autor: Lic. Rocío Cabrera
Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y de la A.B.A.P. Integrante del equipo de la Dirección Provincial de Salud Ocupacional
Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y de la A.B.A.P. Integrante del equipo de la Dirección Provincial de Salud Ocupacional
En la actualidad
podemos pensar en múltiples modos de manifestación de la angustia. Considerando
sus particularidades en cuanto a su presentación fenomenológica, se hacen
intentos por atraparla o clasificarla en diferentes categorías o catálogos
diagnósticos.
Dichas manifestaciones,
también intentan ser medidas por medio de escalas, en cuanto al nivel en que
interfiere o afecta el “desempeño o actividad global“ del sujeto en cuestión.
En la clínica, es muy
frecuente que algún episodio de angustia precipite una consulta. Pero también
en otros ámbitos nos encontramos con un número llamativo de diagnósticos relacionados
a dichas manifestaciones, como es en el ámbito laboral.
Sin contar con datos
oficiales, es mayormente conocido el alto porcentaje de licencias médicas
psiquiátricas y psicológicas, por parte de los trabajadores que desarrollan su
labor en
diferentes instituciones de la comunidad.
Ante este panorama,
surge un interrogante: ¿Qué puede decir o aportar el psicoanálisis frente a
esto?
Freud proponía como
objetivos de la cura, poder volver a amar y a trabajar. “Reestablecer su capacidad de rendimiento y de goce” nos diría en su
texto de 1904 “el método psicoanalítico de Freud”.
“Palpitaciones, sudor frío, escalofríos, temblores, mareo, ahogo, nudo
en el estómago, sensación de locura, de muerte inminente… Son los signos más
visibles del cuadro clínico denominado trastorno de ansiedad, en cuya
clasificación encontramos desde el panic attack, pasando por el stress, hasta
las fobias más diversas. Se ha convertido hoy en uno de los diagnósticos más
comunes, asociado muchas veces al de depresión, hasta el punto que ha merecido
el título de la epidemia silenciosa del siglo XXI. Tal como nos recuerdan los
gestores de la salud, es hoy una de las causas más frecuentes de baja laboral.
Frente a su avance, tan sutil como imparable, se ha ido desplegando un amplio
arsenal terapéutico: psicoterapias de diversas orientaciones, con técnicas de
sugestión, ejercicios de relajación y de respiración, de confrontación y
exposición repetida al objeto temido… Todo ello acompañado de la oportuna
medicación con ansiolíticos, cuyo consumo ha aumentado en las últimas décadas
de modo exponencial. Resultado: si bien se consiguen por una parte algunos
efectos terapéuticos, pasajeros con demasiada frecuencia, por la otra la
epidemia sigue avanzando de manera impasible, desplazándose de un signo a otro,
como un alien que siempre sabe esconderse en algún lado de la nave vital del
sujeto para reaparecer, poco después, allí donde menos se lo esperaba.” (Miquel
Bassols, 2012)
En la época actual, los
imperativos del discurso capitalista y el neoliberalismo, donde se intenta taponar
toda falta, “la falta de la falta”, genera diferentes efectos en los sujetos.
Entre otras cosas, podemos mencionar el goce narcisista en la búsqueda de
satisfacción inmediata y el espejismo de la intención de completud, que empujan
al sujeto en una búsqueda compulsiva de objetos que intentan colmar la falta
estructural. Taponando así, la posibilidad de interrogarse y de posibilitar un
espacio a la invención propia.
“La caída de los ideales en la contemporaneidad produce
muchos efectos. Así como el enaltecimiento de los ideales también provocaba
efectos segregacionistas, porque en ese caso se recortaban aquellos que eran
los que tenían relación respecto a un ideal con quienes no la tenían con ese
ideal. En la actualidad, hay una caída de los ideales que produce, como dijo
Freud, angustia, pánico, violencia y los hombres actúan sin ninguna
consideración ni miramiento por el prójimo, buscando sólo su propio modo de
satisfacción. No le importa nada del otro. Esto lo dijo Freud en El malestar en
la cultura”.
(Delgado Osvaldo, 2018).
Frente a la caída de
ciertos ideales, y la crisis de referencias en la complejidad institucional, ¿Qué
posibilidades tiene el sujeto de no quedar aislado en su malestar?. Resulta
importante aquí pensar la posibilidad de encontrarse con su modo particular y
fundamental de lazo social que es el trabajo.
¿Es posible vivir sin malestar? ¿Se puede ofrecer
una cura generalizada al sujeto que padece de manifestaciones de angustia? ¿Qué
lugar ocupa el trabajo en la vida de los sujetos?
El psicoanálisis, a
diferencia de otras disciplinas o prácticas actuales, propone que sea el sujeto
quien pueda elaborar una posible respuesta. Una respuesta que tenga el lugar de
una invención propia. Evitando adherir de un modo acrítico, a recetas o
respuestas establecidas en cuanto a pautas a cumplir, que intenten enseñar un
modo de vivir o de superar el sufrimiento, a modo de amos modernos que indican
el camino a seguir. Ante el empuje actual a lo inmediato, no parece fácil dar lugar
a un espacio y a un tiempo que permitan
interrogarse sobre lo más íntimo.
En psicoanálisis,
considerando la particularidad de cada sujeto, se busca un saber hacer con el
propio goce. Como saldo de la experiencia analítica, el sujeto, podrá interrogarse
y quizás hacer menos sufrientes sus modos de amar y de trabajar.
Partiendo de un
pensamiento crítico y de ciertas consideraciones sobre los avatares de la época
actual, no podemos dejar de preguntarnos sobre las coordenadas que nos permitan
localizar al sujeto, tanto en su contexto inmediato como en las manifestaciones
de su malestar y su deseo, que siempre es el deseo del Otro. Evitar un cierre,
frente a una categorización homogeneizante de su sintomatología, a la
posibilidad de interrogarse sobre dichas manifestaciones de angustia que lo
aquejan. Considerando a ésta, como un afecto que no miente y que siempre es
índice de algo que tiene que ver con la singularidad de ese sujeto que la
padece.
Bibliografía:
-Freud,S.” El método
psicoanalítico de Freud”.1904. Ed. Amorrortu.
-Bassols Miquel.” El
silencio de la angustia”. Dossier “La epidemia silenciosa”. Noviembre de 2012.
-Delgado, Osvaldo y
Fridman, Pablo. “Las prácticas estructurales de la segregación.El otro hostil”.
18 de enero de 2018. Página 12.
Auspicia: Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Cruz
Asociación de la Biblioteca Austral de Psicoanálisis
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