I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
La Delegación Río Gallegos, tiene el agrado de anunciar e invitar a las:
XXVI JORNADAS ANUALES DE LA E.O.L.:
FANTASMAS, FICCIONES, MUTACIONES
XXVI JORNADAS ANUALES DE LA E.O.L.:
FANTASMAS, FICCIONES, MUTACIONES
El psicoanálisis y sus relaciones con la realidad
Con la presencia de Miquel Bassols
16 y 17 de septiembre de 2017
Hotel Hilton - Av. Macachaca Güemes 351 - C.A.B.A.
16 y 17 de septiembre de 2017
Hotel Hilton - Av. Macachaca Güemes 351 - C.A.B.A.
ARGUMENTO (extracto)
«Hablé del fantasma […] cuando hacía referencia a un juego […] del pintor Magritte, a saber representar la imagen que resulta de ubicarla en el marco mismo de una ventana, de un cuadro que representa exactamente el paisaje que hay detrás […]Es necesario haber llevado las cosas bastante lejos, y muy precisamente en un análisis, para llegar al punto donde tocamos en el fantasma el objeto a como el bastidor. La función del fantasma en la economía del sujeto es soportar el deseo en su función ilusoria. Él no es ilusorio, es por su función ilusoria que sostiene al deseo».
J. Lacan, Seminario 13, clase del 30-3-66. Inédito.
Nos convoca un titulo que nos lleva a declinar sus elementos: del fantasma a la realidad, del fantasma a la ficción y sus retornos, así como también sus mutaciones en la cura y en la época. Sólo con estas cuestiones podríamos hacer una Jornada: muchísimos psicoanalistas juntos -los «dispersos descabalados»[1]- intentando responderlas. Conferencias, debates, simultáneas, conversación con otras disciplinas. Al final, un saldo de saber sobre ellas.
Fantasma, ficción, realidad
Con el fantasma, Lacan remarca el acceso del sujeto a una satisfacción que sitúa su modo repetitivo e inercial de gozar. Así lee la fijación freudiana, que enmarca y recorta un objeto, a partir del cual la pulsión hace su recorrido. Pero también, el fantasma aborda la respuesta frente al deseo del Otro y permite causar un deseo propio, tal como lo expresa el grafo del deseo. Ello implica que el fantasma, a diferencia del síntoma, articula el goce con el deseo al permitir que ese goce sea regulado por una falta. Así, es un goce, pero no solitario: hace lazo con el Otro, y ésa es su diferencia con el goce del síntoma que es autoerótico.
Es la ficción la condición de ese lazo con el Otro. En la fórmula «pegan a un niño» la pulsión se satisface del lado del sujeto, pero además esa satisfacción hace gozar al Otro. Ficción fundamental de la neurosis que sostiene la existencia del Otro: hay un niño pegado, pero también hay un padre que goza. De este modo, el fantasma sostiene un: «hay relación sexual». Se necesita un psicoanálisis para que un sujeto logre, como dice Lacan, hacer «inexistir la relación sexual»[2], es decir, desarticular esa ficción develando la inexistencia del Otro.
En este sentido, si la ficción hace lazo, también sostiene la realidad del sujeto. A partir de Freud, para el psicoanálisis no hay otra realidad más que la realidad psíquica. El campo freudiano inaugura la experiencia analítica en la cual se anudan el saber inconsciente, el cuerpo, el goce y el deseo de una manera inédita. La presencia del síntoma pone en juego una satisfacción que resiste a la elaboración de saber y que encierra una verdad en descrédito de la razón, implicando una oscura satisfacción. Cada uno está comandado por un goce que desconoce y, sin embargo, lo aliena.
La relación íntima del sujeto con sus fantasmas orienta y dirige sus relaciones sin que él mismo esté enterado; el sujeto cree que sus fantasmas son la realidad. En última instancia, el fantasma constituye una realidad prêt à porter hecha de marcas significantes y de goce. De este modo, no se trata sólo de una creencia: el fantasma es la realidad, tal como describe Lacan en la célebre cita que figura como epígrafe y que ha dado lugar a nuestro afiche...
Patricia Álvares Bayón, Gabriela Camaly, Débora Nitzcaner
J. Lacan, Seminario 13, clase del 30-3-66. Inédito.
Nos convoca un titulo que nos lleva a declinar sus elementos: del fantasma a la realidad, del fantasma a la ficción y sus retornos, así como también sus mutaciones en la cura y en la época. Sólo con estas cuestiones podríamos hacer una Jornada: muchísimos psicoanalistas juntos -los «dispersos descabalados»[1]- intentando responderlas. Conferencias, debates, simultáneas, conversación con otras disciplinas. Al final, un saldo de saber sobre ellas.
Fantasma, ficción, realidad
Con el fantasma, Lacan remarca el acceso del sujeto a una satisfacción que sitúa su modo repetitivo e inercial de gozar. Así lee la fijación freudiana, que enmarca y recorta un objeto, a partir del cual la pulsión hace su recorrido. Pero también, el fantasma aborda la respuesta frente al deseo del Otro y permite causar un deseo propio, tal como lo expresa el grafo del deseo. Ello implica que el fantasma, a diferencia del síntoma, articula el goce con el deseo al permitir que ese goce sea regulado por una falta. Así, es un goce, pero no solitario: hace lazo con el Otro, y ésa es su diferencia con el goce del síntoma que es autoerótico.
Es la ficción la condición de ese lazo con el Otro. En la fórmula «pegan a un niño» la pulsión se satisface del lado del sujeto, pero además esa satisfacción hace gozar al Otro. Ficción fundamental de la neurosis que sostiene la existencia del Otro: hay un niño pegado, pero también hay un padre que goza. De este modo, el fantasma sostiene un: «hay relación sexual». Se necesita un psicoanálisis para que un sujeto logre, como dice Lacan, hacer «inexistir la relación sexual»[2], es decir, desarticular esa ficción develando la inexistencia del Otro.
En este sentido, si la ficción hace lazo, también sostiene la realidad del sujeto. A partir de Freud, para el psicoanálisis no hay otra realidad más que la realidad psíquica. El campo freudiano inaugura la experiencia analítica en la cual se anudan el saber inconsciente, el cuerpo, el goce y el deseo de una manera inédita. La presencia del síntoma pone en juego una satisfacción que resiste a la elaboración de saber y que encierra una verdad en descrédito de la razón, implicando una oscura satisfacción. Cada uno está comandado por un goce que desconoce y, sin embargo, lo aliena.
La relación íntima del sujeto con sus fantasmas orienta y dirige sus relaciones sin que él mismo esté enterado; el sujeto cree que sus fantasmas son la realidad. En última instancia, el fantasma constituye una realidad prêt à porter hecha de marcas significantes y de goce. De este modo, no se trata sólo de una creencia: el fantasma es la realidad, tal como describe Lacan en la célebre cita que figura como epígrafe y que ha dado lugar a nuestro afiche...
Patricia Álvares Bayón, Gabriela Camaly, Débora Nitzcaner
(Puede
leer el Argumento completo, en el perfil de Facebook de las Jornadas,
haciendo click aquí)
Informes
e inscripción: Escuela de la Orientación Lacaniana. Av. Ancón
5201, C.A.B.A.
Tel: (54-11) 4773-5440 / 4774-9408 interno 1 E.O.L.
Web: www.eol.org.ar/jornadas
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