I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
LA REPETICIÓN NO ES LO MISMO SIEMPRE
(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 30 de Marzo de 2016)
Autor: Lic. José Luis Tuñon
(Analista Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela de la Orientación Lacaniana; Co-responsable Local de la Delegación Comodoro Rivadavia del I.O.M.2; Artista visual)
Continuamos en la senda de los trabajos preliminares, que apuntan a las IV Jornadas Regionales del I.O.M.2 en la Patagonia, denominadas “La trama de lo familiar ...o la extrañeza de lo propio”, a realizarse en la localidad de Río Gallegos los días 09 y 10 de septiembre de 2016, y que convoca a los Centros de Investigación y Docencia de Nequén y Bariloche, como a las Delegaciónes de Comodoro Rivadavia, Río Gallegos y Ushuaia pertenecientes al I.O.M.2.
Es difícil encontrar una posición que nos conforme entre la experiencia de lo familiar y lo que rompe con ella. Cuando estamos lejos, o nos sentimos extraños, la nostalgia de lo familiar se torna acuciante. Y al volver, lo familiar nos recibe con ese sentimiento en el que nos reconocemos y reconocemos también las cosas…de siempre. Entonces otra vez el anhelo de partir o de romper con esas rutinas o rituales que nos imponen su inercia.
Es una vieja historia de cuándo se tomó a la familia como la encargada de instituir lo normal y cargar con lo que no encaja en la norma. Es difícil desprenderse de ese horizonte y más cuando los pacientes que vienen a vernos de lo primero que hablan es de papá y mamá y de lo que le hicieron o dejaron de hacer. Y, cuando no están contentos con la vida que llevan, reparten culpas. Mucho tiene que ver el mito de Edipo, y no tanto por Edipo, sino porqué se trate de un mito. Sabemos que es muy difícil sustraerse a su influjo. En cuento caemos en la órbita de su influencia, el sentido se precipita como la estructura de un cristal. Y luego es difícil no ver a través de sus facetas y espejismos.
Las rutinas y rituales constituyen caminos imaginarios y simbólicos que dan un tratamiento conocido a la pulsión. Le llamamos modos instituidos de goce. Pensemos en la mesa familiar de los Campanelli* (http://www.clarin.com/ciudades/domingo-familia-tele_0_1086491394.html), mesa que no podía estar ausente en estas jornadas. Toda la
serie giraba en torno de lo que no encajaba en el ideal familiar. Una comedia de enredos en cada ámbito de la casa. Rivalidades, amoríos y torpezas de los que todos sabían pero que se le ocultaban prolijamente a Campanelli padre que hacía allí el papel del iluso. La madre era la que cortaba el queso y preparaba la comida totémica a la que se subordinaban los demás goces. El final se rubricaba con siempre con la misma frase. “no hay nada má’lindo que la familia unita”.
serie giraba en torno de lo que no encajaba en el ideal familiar. Una comedia de enredos en cada ámbito de la casa. Rivalidades, amoríos y torpezas de los que todos sabían pero que se le ocultaban prolijamente a Campanelli padre que hacía allí el papel del iluso. La madre era la que cortaba el queso y preparaba la comida totémica a la que se subordinaban los demás goces. El final se rubricaba con siempre con la misma frase. “no hay nada má’lindo que la familia unita”.
En contraposición solemos localizar lo extranjero naciendo en el seno mismo de lo familiar. Es sobre su fondo que lo siniestro toma su carácter al hacer extraño lo que nos resultaba familiar. Y no sólo por un efecto de figura fondo, sino porque ambos están hechos de la misma manera: una especie de collage hecho de relatos repetidos, imágenes entrañables que se guardan como en un museo y de las que emana ese sentimiento que llamamos familiar. Cuando esas imágenes y esos relatos se desajustan respecto de lo que está en juego, se revela el carácter de apariencia que tenían y nos invade un sentimiento ominoso.
Sin embargo, y pese a que el sentimiento de lo familiar se apoya en lo que esperamos que pase, no es a eso a lo que llamamos repetición. Por su dinámica la repetición requiere de lo familiar, pero su afecto es más bien la sorpresa que acompaña la irrupción de aquello que se repite – otra vez – cuando esperábamos que no ocurra más. Y nos sorprende como si ocurriera por primera vez. Pero es en la historia que va dejando el registro de sus apariciones, donde podemos reconocer algo ajeno, pero que es entrañablemente nuestro, y tanto que parece el destino que nos sale al paso.
Sabemos que hay una tensión entre lo familiar y lo que va más allá de él. En la experiencia psicoanalítica se puede alcanzar algún resultado si el camino conduce, a quien lo emprende, más allá de ese malestar que también se ha vuelto familiar. A un punto donde ya no hay familiaridad posible. Quizás desde ahí se pueda encontrar la buena distancia. Esa que no se puede definir desde ninguna perspectiva social, esa que solo puede decidirla quién ha llegado, precisamente, hasta ese punto. Cabría preguntarse si ese punto de extrañeza también puede volverse familiar.
Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis
Informes: (02966) 15459476 – 15466777 – 15690793
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