SEMINARIO DE ESTUDIOS CLÍNICOS:
EL PSICOANÁLISIS Y SU CLÍNICA, LOS DEBATES ACTUALES
Clase 7 - LA DIALÉCTICA DE LA DEMANDA Y EL DESEO EN LA ENTRADA DE ANÁLISIS
El 11 de junio la Delegación Río Gallegos continuó con el S.E.C.: “El psicoanálisis y su clínica, los debates actuales”. Mariana Filippo inició la séptima clase titulada: “La dialéctica de la demanda y el deseo en la entrada de análisis“.
El comienzo de análisis fue un tema especialmente tratado por Freud y de sumo interés para Lacan en distintos momentos de su enseñanza.
En “Iniciación del tratamiento” (1911), Freud da cuenta de la importancia del tratamiento de ensayo, vale decir, entrevistas de prueba en las que Freud evaluaba la viabilidad del análisis. Recordemos que para entonces el dispositivo era apto para las neurosis, por lo cual en esas entrevistas Freud efectuaba una valoración diagnóstica, en función de la cual tomaría o no en análisis a ese paciente. Si se trataba de una psicosis el dispositivo no estaba preparado para las tratarlo y si un caso así era tomado, los resultados no serían los esperados, cuestión que desprestigiaría al psicoanálisis.
Cuando Lacan se interesa en la entrada de análisis, la práctica analítica ya se había extendido al campo de las psicosis, ya sea por los aportes de los seguidores de Freud o de él mismo. No obstante, mantiene en vigencia el valor de las entrevistas preliminares. Ya no se tratará de determinar si es psicótico o neurótico para no tomarlo en el dispositivo sino que tal evaluación condicionará la dirección de la cura.
Eric Laurent en “Modos de entrada en análisis y sus consecuencias” da cuenta de la
entrada en análisis de un modo diferente al Cuéntame tu vida. Allí refiere que ésta se produce cuando se instala un nuevo espacio subjetivo en el cual se aloja el síntoma. A su vez, la queja se fundamenta en el síntoma. El nuevo espacio subjetivo fue equiparado por Freud al juego del ajedrez. Es un juego lógico que permite metaforizar el psicoanálisis. “Se entra en análisis cuando la verdad está puesta en juego en la relación que cada uno mantiene con el orden simbólico a través del síntoma”… “Esto lo diferencia de otras experiencias de verdad como la religión, en la que ni el síntoma tampoco el cuerpo, están implicados.” La verdad en este espacio es causa, motoriza el análisis mas tiene que ser nombrada a través de los síntomas. Antes de su entrada en análisis el sujeto se niega a conocer la verdad ¿Cómo hacer para que el sujeto consienta con esta verdad? Según Lacan el consentimiento se busca a partir de la producción de un sujeto vinculado a una causa/verdad, no a un contrato profesional, tampoco se trata de la alianza con la parte sana del yo. El consentimiento está en el mismo nivel que la verdad articulada por el síntoma. El oriente del tratamiento será el síntoma, no el ideal del analista.
La demanda y el deseo, devienen de reinscribir con Lacan la práctica analítica en la relación del sujeto con el Otro. Podemos definir la demanda en tanto las necesidades puestas en palabras por el Otro. Entendemos que se trata de un orden mítico de la necesidad ya que la necesidad natural se perdió al entrar en el mundo de lenguaje. Las necesidades pierden naturalidad ya que el Otro las interpreta con palabras, vía regia del malentendido.
Del deseo, es importante destacar que Lacan lo introduce hacia los años 50, cuando los analistas de la SFP, tenían como horizonte del análisis, la adaptación del sujeto a la realidad.
En “Introducción del método analítico“, Miller establece un contrapunto entre el deseo en el inicio de análisis en la histeria y la obsesión. Ambas ponen en evidencia que el deseo comporta un momento de no desear. En la obsesión la anulación del deseo le es característica e incluso muchos analistas la han descripto como transferencia negativa.
El si y el no se dan en dos tiempos, contradicción, oscilación del deseo mientras que en la histeria deseo y no deseo se dan al mismo tiempo, reir y llorar, torsión interna del sujeto. Equivale al primer tiempo de la neurosis obsesiva.
En la histeria, al inicio se trata de inventar significantes que den cuenta del “Por qué?“ Mientras que el final de análisis confrontaría al sujeto con la separación de los significantes y del por qué?, es decir, consentir a lo que hay. A diferencia del fin de análisis, la posición histérica es la que se mantiene indefinidamente en el “por qué?”.
El encuentro con el goce es vivido por el sujeto como un enigma para sí mismo, mas el desafío de un análisis es ir hacia las respuestas, no perderse en el enigma. El deseo es diferente del goce. El deseo es una pregunta y el goce es una respuesta. De allí que el deseo es verdaderamente una dialéctica, se transforma, tiene en consideración al Otro, hasta el punto de decir “El deseo es el deseo del Otro” Mientras que el goce no tiene dialéctica, constituye una inercia.
A continuación, las alumnas del seminario, S. Hernández y C. Castillo, expusieron acerca de “Los tratamientos posibles de las demandas en las instituciones escolares” a partir de su experiencia en el Equipo Técnico de Abordajes Tempranos.
Reseña: Mariana Filippo
A cargo de Mariana Filippo
El comienzo de análisis fue un tema especialmente tratado por Freud y de sumo interés para Lacan en distintos momentos de su enseñanza.
En “Iniciación del tratamiento” (1911), Freud da cuenta de la importancia del tratamiento de ensayo, vale decir, entrevistas de prueba en las que Freud evaluaba la viabilidad del análisis. Recordemos que para entonces el dispositivo era apto para las neurosis, por lo cual en esas entrevistas Freud efectuaba una valoración diagnóstica, en función de la cual tomaría o no en análisis a ese paciente. Si se trataba de una psicosis el dispositivo no estaba preparado para las tratarlo y si un caso así era tomado, los resultados no serían los esperados, cuestión que desprestigiaría al psicoanálisis.
Cuando Lacan se interesa en la entrada de análisis, la práctica analítica ya se había extendido al campo de las psicosis, ya sea por los aportes de los seguidores de Freud o de él mismo. No obstante, mantiene en vigencia el valor de las entrevistas preliminares. Ya no se tratará de determinar si es psicótico o neurótico para no tomarlo en el dispositivo sino que tal evaluación condicionará la dirección de la cura.
Eric Laurent en “Modos de entrada en análisis y sus consecuencias” da cuenta de la
entrada en análisis de un modo diferente al Cuéntame tu vida. Allí refiere que ésta se produce cuando se instala un nuevo espacio subjetivo en el cual se aloja el síntoma. A su vez, la queja se fundamenta en el síntoma. El nuevo espacio subjetivo fue equiparado por Freud al juego del ajedrez. Es un juego lógico que permite metaforizar el psicoanálisis. “Se entra en análisis cuando la verdad está puesta en juego en la relación que cada uno mantiene con el orden simbólico a través del síntoma”… “Esto lo diferencia de otras experiencias de verdad como la religión, en la que ni el síntoma tampoco el cuerpo, están implicados.” La verdad en este espacio es causa, motoriza el análisis mas tiene que ser nombrada a través de los síntomas. Antes de su entrada en análisis el sujeto se niega a conocer la verdad ¿Cómo hacer para que el sujeto consienta con esta verdad? Según Lacan el consentimiento se busca a partir de la producción de un sujeto vinculado a una causa/verdad, no a un contrato profesional, tampoco se trata de la alianza con la parte sana del yo. El consentimiento está en el mismo nivel que la verdad articulada por el síntoma. El oriente del tratamiento será el síntoma, no el ideal del analista.
La demanda y el deseo, devienen de reinscribir con Lacan la práctica analítica en la relación del sujeto con el Otro. Podemos definir la demanda en tanto las necesidades puestas en palabras por el Otro. Entendemos que se trata de un orden mítico de la necesidad ya que la necesidad natural se perdió al entrar en el mundo de lenguaje. Las necesidades pierden naturalidad ya que el Otro las interpreta con palabras, vía regia del malentendido.
Del deseo, es importante destacar que Lacan lo introduce hacia los años 50, cuando los analistas de la SFP, tenían como horizonte del análisis, la adaptación del sujeto a la realidad.
En “Introducción del método analítico“, Miller establece un contrapunto entre el deseo en el inicio de análisis en la histeria y la obsesión. Ambas ponen en evidencia que el deseo comporta un momento de no desear. En la obsesión la anulación del deseo le es característica e incluso muchos analistas la han descripto como transferencia negativa.
El si y el no se dan en dos tiempos, contradicción, oscilación del deseo mientras que en la histeria deseo y no deseo se dan al mismo tiempo, reir y llorar, torsión interna del sujeto. Equivale al primer tiempo de la neurosis obsesiva.
En la histeria, al inicio se trata de inventar significantes que den cuenta del “Por qué?“ Mientras que el final de análisis confrontaría al sujeto con la separación de los significantes y del por qué?, es decir, consentir a lo que hay. A diferencia del fin de análisis, la posición histérica es la que se mantiene indefinidamente en el “por qué?”.
El encuentro con el goce es vivido por el sujeto como un enigma para sí mismo, mas el desafío de un análisis es ir hacia las respuestas, no perderse en el enigma. El deseo es diferente del goce. El deseo es una pregunta y el goce es una respuesta. De allí que el deseo es verdaderamente una dialéctica, se transforma, tiene en consideración al Otro, hasta el punto de decir “El deseo es el deseo del Otro” Mientras que el goce no tiene dialéctica, constituye una inercia.
A continuación, las alumnas del seminario, S. Hernández y C. Castillo, expusieron acerca de “Los tratamientos posibles de las demandas en las instituciones escolares” a partir de su experiencia en el Equipo Técnico de Abordajes Tempranos.
Reseña: Mariana Filippo
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