I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
LA FAMILIA Y SUS VARIACIONES ACTUALES
(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 24 de Febrero de 2016)
Autor: Lic. Cintya González
(Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y de la A.B.A.P.)
La familia siempre ha estado, de un
modo u otro, en crisis, y ello no por motivos contingentes o
históricos, sino por su propia estructura. ¿Desde que perspectiva
abordar las diversas problemáticas que nos plantea la actual
institución familiar? Se ha convertido ya en un lugar común hablar
de crisis de la familia en la sociedad actual, en el marco de lo que
podríamos definir como modernidad avanzada. Sin duda, existe una
tendencia a la democratización y liberalización de los vínculos,
un aumento del individualismo, una fragilidad de los ideales, una
mayor tolerancia a la satisfacción individualista, que hacen más
difícil la pervivencia estable de los vínculos familiares en las
formas marcadas por cierta tradición.
Pero
oponer de un modo simplista tradición y crisis, puede conducir a
errores de perspectiva. No existe un pasado idílico, en el
que la tradición se cumplía sin dificultades. Por el contrario, un
examen histórico riguroso demuestra que la familia ha sido en el
pasado, en determinadas circunstancias, cualquier cosa menos una
realidad idílica, estable, inconmovible. Es cuestionable, por
ejemplo, que a muchos respectos se pueda hablar de familia "actual"
o tradicional, sin situarla en términos, no sólo de época, sino de
ubicación geográfica precisa, localización en un contexto concreto
(por ejemplo, urbano o rural) y de acuerdo con parámetros de clase
social, entre muchos otros.
Observamos una democratización de los
vínculos, sí, aunque a la vez, un control social mucho mayor de
estos; y una idealización del amor
y de la relación de pareja. Para poner de relieve hasta qué punto las cosas son complejas, diremos, por ejemplo, que una mayor idealización de la pareja no supone necesariamente su estabilidad en todos los casos, puesto que no pocas veces conduce al abandono de una relación considerada caduca para sustituirla por otra más valorada. Y ello a diferencia de lo que tendía a ocurrir en el pasado, cuando un matrimonio desgraciado podía llegar a aceptarse como un hecho relativamente normal y un destino a asumir, ante el cual se buscaba otro tipo de compensaciones.
y de la relación de pareja. Para poner de relieve hasta qué punto las cosas son complejas, diremos, por ejemplo, que una mayor idealización de la pareja no supone necesariamente su estabilidad en todos los casos, puesto que no pocas veces conduce al abandono de una relación considerada caduca para sustituirla por otra más valorada. Y ello a diferencia de lo que tendía a ocurrir en el pasado, cuando un matrimonio desgraciado podía llegar a aceptarse como un hecho relativamente normal y un destino a asumir, ante el cual se buscaba otro tipo de compensaciones.
En
este punto es necesario precisar que ésta no tiene nada de natural,
sino que tiene una realidad discursiva, social, política,
económica. Para pensar las variaciones de la institución familiar
podríamos decir que ésta cambia de forma, tamaño, estructura, así
como de normas, a medida que tiene que adaptarse a nuevas situaciones
sociales, económicas o políticas. Esto se puede comprobar en la
clínica, por ejemplo, en el aumento progresivo de intentos de
calcular los riesgos, o costos/beneficios a la hora de pensar en
tener un hijo, contraer matrimonio, etc. Es decir, en la época que
habitamos, con un aumento de exigencias externas al rendimiento junto
la pérdida de ideales y brújulas que orienten en la vida, los
sujetos se ven inmersos en un análisis de las variaciones externas
para encontrar el momento ideal de formar una familia; por ende, el
sostenimiento del proyecto familiar también puede caer en el
entramado idealista de lo que es una familia.
De ahí que, de un modo u otro, cuando
hablamos de familias, la mayor parte de las veces estemos hablando de
síntomas que son siempre individuales, pero que, como es lógico,
toman algo del tiempo y el lugar donde se inscriben para
estructurarse. Por otra parte, el psicoanálisis siempre ha hablado
de la familia desde la perspectiva de lo sintomático, es decir, de
lo que falla, de lo que no anda, pero que insiste.
Siguiendo
a Enric Berenguer (“Desanudamientos y
reanudamientos - El lugar de la familia en la actualidad”,
Resvista Virtualia nº15, 2006), tres fenómenos han pasado a
convertirse en elementos característicos de nuestra época. Los
examinaremos por separado, para luego extraer algunas conclusiones
generales:
1)
Familias reconstituidas. La tasa de separaciones
y de recomposiciones de la familia es muy elevada, de tal modo que es
habitual encontrarse con niños de corta edad que tienen que
diferenciar y al mismo tiempo encontrar algún modo de articulación
entre dos figuras como son la del padre y la de la pareja de la
madre.
2) Familias
homosexuales. Se han producido cambios legales que reconocen el
derecho al matrimonio de parejas homosexuales, lo cual de por sí
introduce, como un paso lógico, el reconocimiento de la adopción.
Es del todo previsible, por lo tanto, que un niño tenga que
plantearse la cuestión de la paternidad y la maternidad sobre el
fondo de una pareja de dos "padres" o de dos "madres",
en ausencia de todo vínculo directo entre la filiación y la
procreación. Y, por otra parte, sin duda se trata de situaciones que
requerirán algún tipo de elaboración por parte de los sujetos
llamados a ocupar ahí el lugar de hijos.
3) Inseminación artificial.
Empieza a ser común que se distinga la figura del donante de esperma
de la del padre. Se trata, en principio, de una situación semejante
a la que ya se daba entre el "padre biológico" y el "padre
adoptivo". Sin embargo, se trata de algo muy distinto, puesto
que hasta hace poco el donante de esperma estaba destinado a un
anonimato inquebrantable y que a todo el mundo le parecía obvio. Sin
embargo, determinados fenómenos sociales hacen pensar que esta
tendencia se está invirtiendo, de tal modo que el donante empieza a
ocupar un lugar distinto. Ello es congruente con una sociedad
penetrada por cierto cientificismo delirante, en la que la idea de
herencia genética adquiere un valor cada vez más decisivo. De este
modo, el donante de esperma ha empezado a ocupar recientemente un
lugar considerable.
Entonces:¿Qué
es una familia? Desde el psicoanálisis podríamos pensarla como
una respuesta del sujeto, una construcción compleja, una valoración
individual, una fantasía particular, un ideal, o un lazo amoroso
preso de un malentendido fundamental.
Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis
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