I N S T I T U T O O S C A R M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n R í o G a l l e g o s
EL CONSUMO EN(TRE) NOSOTROS
(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 24 de Septiembre de 2014)
Autores: Lic. Sebastián Nuñez
(Miembro de la Delegación Comodoro Rivadavia del I.O.M.2)
El
26 de junio la ONU conmemora el día Internacional de la Lucha contra
el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas. Particularmente el
término Lucha
nos lleva a pensar que el problema se entabla en términos de una
batalla, uno puede imaginar un campo con trincheras, o un campo de
batalla medieval, en donde se tiene al enemigo bien identificado,
con otro color de uniforme, y en esa identificación con una insignia
o un estandarte, es fácilmente diferenciable de nosotros. Guerra es
el término introducido el 17 de junio de 1971, por R. Nixon, en
referencia a cómo pensaba atacar el problema del consumo de
sustancias. Política que se extendería a nivel global durante casi
40 años. Pero la metáfora bélica nos aleja e invisibiliza del
verdadero problema.
Otra
guerra que se llevó a cabo casi un siglo antes, entre 1839 a 1860
conocida como “la guerra del opio” entre China y Gran Bretaña,
cuya causa fue el intento británico de equilibrar la balanza
comercial a partir de introducir en China, el derivado de la adormidera como una mercancía. Acción que incrementó el consumo, el cual
hasta ese momento no había causado los estragos que se dieron luego.
En
este cambio de estatuto de la droga; que comienza a ser ubicada ya no
sólo como un bien
de uso,
sino en su faz de bien
de cambio,
que le da un nuevo lugar, desde el cual, podemos comenzar a pensar el
lado más peligroso del objeto droga.
Para
la OMS una droga es toda sustancia que, al ser ingerida (por diversas
vías), provoca en el Sistema Nervioso, modificaciones que hacen que
la persona, vea, piense y/o se sienta de manera diferente. Hace un
par
de años, durante una capacitación, de un psicoanalista local escuché la mejor definición al respecto al decir que “la Droga es la mercancía perfecta”. Lo es en tanto que luego de consumida, la droga no deja nada en el sujeto, es evanescente.
de años, durante una capacitación, de un psicoanalista local escuché la mejor definición al respecto al decir que “la Droga es la mercancía perfecta”. Lo es en tanto que luego de consumida, la droga no deja nada en el sujeto, es evanescente.
¡Qué
mejor mercancía que aquella que desaparece al consumirse! donde la
diferencia entre el bien de cambio y el bien de uso es abismal; sólo
queda una fugaz alteración de los sentidos, placentera la más de
las veces (no siempre) y que resulta en el usuario un intento
reiterativo de alcanzar, en forma compulsiva, esa plenitud
alucinatoria de formula química.
El
problema estará entonces en el consumo, palabra interesante, la cual
toma un nuevo valor desde mediados de siglo XX, precisamente cuando
el consumo de sustancias comenzó un incremento, y que hoy poco se
puede predecir cuáles serán sus límites.
Es
también en este particular modelo de consumo de la droga, que se
intenta traspolar a otros bienes; como son, por tomar un ejemplo,
los gadget tecnológicos (celulares, tablets etc.) donde, salvando
las distancias, cada vez su caducidad se acelera en los tiempos, y se
convierten en su virtualidad, obsoletos antes de terminar de pagar
las cuotas con que se compraron. Donde los mercados y gobiernos se
agitan temerosos cuando hay indicadores de una probable baja del
consumo de bienes, y que rápidamente las políticas que se aplican
en todo el planeta apuntan siempre a incentivarlo.
¿Cómo
será posible diferenciar entonces un consumo debido de uno indebido?
¿Cómo dejar de morder el señuelo sobre los objetos? cuando una
computadora será la que me de la felicidad de conectarme con los que
quiero, y en la práctica resulta lo contrario; o cuando una compañía
de celulares vende, no un servicio de telefonía, sino el ser
Ilimitado.
No
es un pensamiento nostálgico, no es un elogio a las heladeras Siam,
esas que pasaban de abuelos a nietos. Por el contrario, bienvenida
sea la tecnología, pero no sin un espíritu crítico de preguntarnos
¿Desde dónde quieren vender ese objeto? Que siempre es desde el
lugar de lo que me falta, y eso que falta, eso que no tengo será
completado por una mercancía. Es el señuelo que mordemos todos los
días.
Pero
para copia no hay mejor que la original, allí donde el gadget
fracasará, estará la droga. Están las que espabilan, las que
relajan, las que permiten rendir más allá de los límites de mi
cuerpo, las que concentran, las que tranquilizan a los niños, etc.
En esto no hay diferencias entre drogas legales e ilegales, es más
bien, un saber de farmacopea.
Pero
principalmente, la droga, es una forma de lidiar con los avatares de
la vida, como el método “más tosco y más eficaz” como lo
caracteriza Freud. Es decir de menor elaboración psíquica y una
inexorable capacidad de producir placer y satisfacción alucinatoria.
Fórmula que desembocará, en que a través de la droga, se consigue
lo que la vida deniega. Y fundamentalmente, sin tener que lidiar con
el otro, el seméjate; del cual poco a poco voy prescindiendo. En
esta fórmula está su lado más peligroso, el que atenta
directamente contra el lazo social, es decir, ir en contra de la
particularidad que nos hace Humanos.
Es
muy difícil pensar estrategias de prevención, cuando quien manda es
el mercado. Y cuando la droga aparece como un objeto entre otros a
ser consumido. El problema de las drogas está enmarcado en cómo la
época consume. Y pensar la Lucha contra las drogas nos hace creer
que el consumo no está EN
nosotros.
Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis
Informes: (02966) 15459476 – 15466777 – 15690793
E-mail: bapriogallegos@gmail.com
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