Violencia Familiar - Octubre 2011

I N S T I T U T O   O S C A R    M A S O T T A

D e l e g a c i ó n  R í o  G a l l e g o s

VIOLENCIA FAMILIAR: DE LO UNIVERSAL A LO PARTICULAR

(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 12 de Octubre 2011)

Autor: Ariel San Román

(Co-responsable del I.O.M. - Delegación Río Gallegos)

El presente artículo versa sobre los fundamentos clínico-epistémicos de un dispositivo terapéutico grupal, dirigido a víctimas de violencia familiar. El mismo pertenecía al Equipo Interdisciplinario en el Abordaje de Situaciones de Violencia Familiar dentro de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia.

A- En los últimos años, la violencia familiar a cobrado relevancia -sea por su preocupación, como por su espectáculo- en las agendas políticas y mediáticas de nuestro país. Ante la exacerbación de este fenómeno, ¿qué propuesta puede generarse para abordar la problemática?, ¿cómo concebir un espacio de contención e intervención que incluya a las víctimas en tanto sujetos activos y responsables?
B- Una vía posible son los Grupos Terapéuticos Monosintomáticos: un tipo de tratamiento que, a partir del intercambio de experiencias manifestadas dentro de un grupo delimitado de personas, promueve el logro de cambios o modificaciones en el posicionamiento subjetivo y apunta a reducir la angustia en beneficio de la salud física y/o psíquica y el bienestar de las personas o grupos, tales como la pareja y la familia.
Con este dispositivo clínico, en su orientación psicoanalítica lacaniana, se propone una praxis donde se introduce la dimensión del sujeto en su particularidad, se pone en relevancia la singularidad de su sufrimiento al confrontarlo con la posición que asume dentro de la coyuntura de violencia que lo somete.
El grupo monosintomático se constituye a partir de un efecto de homogenización: los participantes son convocados vía la identificación social a un rasgo sancionado como síntoma: violencia familiar, en este caso. Los seres monosintomáticos invalidan -al inicio- la dimensión particular de su sufrimiento, en aras a un rasgo que los aúna en un grupo de pares; es decir, sufren de lo mismo, padecen de la misma manera, misma solución, etc.
Esta ficción -ilusoria, cabe indicarlo- es sostenida en un comienzo, ya que la oferta bajo los signos imperantes de la época es lo que permite
la entrada a un dispositivo que de otro modo no accederían -sea por prejuicio personal y/o social.
C- ¿Cuál sería la aplicación clínica del dispositivo del pequeño grupo monosintomático?
Esta convocatoria bajo un signo que los engloba, es el paso preeliminar que permite el trabajo orientado hacia la emergencia subjetiva de cada sujeto. La inercia del grupo se irá despejando a partir de las intervenciones que apuntan a la producción de efectos precisos y localizables en el discurso de los actores intervinientes, delimitandose lo particular de su sufrimiento. Se precipita así, la posición sintomática que el sujeto mantiene dentro de la situación de violencia familiar que lo mortifica.
Ello posibilita la emergencia que hace de cada individuo un sujeto responsable y activo en el devenir de su historia, la construcción de su presente y la orientación de su futuro. Condición necesaria para operar un tratamiento del conflicto, de las dificultades para aceptarlo, afrontarlo y superarlo.
Se tiende a que el sujeto pueda organizar y estructurar su realidad psíquica de un modo adecuado a su contexto socio-cultural, con el fin de proporcionarse una mejor calidad de vida, como una incorporación salubre a los lazos sociales de su entorno.
D- En la práctica: en la aplicación de este dispositivo, cuando se intervenía y operaba sobre el discurso de las víctimas de violencia familiar, se constataba que esa tendencia a la uniformidad del grupo monosintomático era perforada. Como efecto de ello, irrumpía lo singular del sufrimiento en cada una de ellas. Establecer un lugar de contención y de escucha diferente, era lo que posibilitaba que dicha enunciación no cayera en el olvido.
El grupo cobraba especificidad en tanto dispositivo disparador y propiciador de relatos, de experiencias, de imprevistos, de dramatizaciones, de comparaciones y contrastes de las situaciones. Allí, se reavivaba el conflicto de cada sujeto produciéndose su escenificación. En la interacción de discursos, cada uno de ellos era interpelado no sólo por el profesional a cargo, sino por el resto de los integrantes.
De esta manera, se ayudaba a la persona a encontrar -mediante el trabajo de su estructura subjetiva y su funcionamiento psíquico y emocional- la forma de rectificar, generar y desarrollar nuevos recursos saludables. Ello promovía que el sujeto pudiera afrontar los conflictos y/o situaciones problemáticas de una forma novedosa, ya que el profesional y el resto de los participantes aportaban herramientas para generar una visión más amplia y diferente de las condiciones que determinaban su sufrimiento.
E- Conclusiones: Frente a la pregunta general de si son posibles modificaciones subjetivas en dispositivos de grupo, es importante señalar que éstas no sólo dependen de la pertinencia de las intervenciones, sino del campo creado entre los sujetos y los profesionales, del encuentro entre todos los integrantes del grupo, de la posibilidad de interlocución, y de los tiempos lógico subjetivos inherentes a cada participante.
Como expresa Mássimo Recalcatti (2005), las rectificaciones subjetivas producidas en los Grupos Monosintomáticos no se desvanecen en la nada, sino que se depositan en “una elaboración simbólica crucial que modifica al ser mismo del sujeto” al escuchar ahí lo que insiste y sostiene al sujeto en su impotencia para intervenir, modificar y actuar en la situación que lo subsume y avasalla.

F- PD: El I.O.M. - Delegacion Río Gallegos, saluda anticipadamente a todos los colegas por el Día del Psicólogo, que se celebra este jueves 13 de Octubre

Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis.
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